Alimento Diario - 18 de Agosto
Discernimiento
Entonces, si alguien les dice a ustedes: "¡Miren, aquí está el Cristo!" o "¡Allí está!”, no lo crean. Mateo 14:23
Las palabras del texto bíblico para esta devoción bien podrían aplicarse a la persona de Juan el Bautista.
Si usted se pregunta: ¿qué es todo eso acerca de Juan el Bautista?, le cuento que un arqueólogo en Bulgaria dijo que, mientras excavaban en un monasterio del siglo quinto situado por el Mar Negro, parecen haber encontrado los restos del Bautista.
Las agencias de noticias de Bulgaria informaron que se ha encontrado un relicario –una caja conteniendo reliquias sagradas—conteniendo los huesos fragmentados de un cráneo, una mano y un diente. Pero, ¿qué prueba hay que esos huesos sean de Juan el Bautista?
Primero, el relicario contiene la inscripción 24 de junio, que es el día en que los cristianos celebran el nacimiento de Juan. Segundo, el monasterio donde los huesos fueron encontrados es llamado “Sveti Ivan”, o “San Juan”.
El Vaticano dice que esperará hasta que se haya hecho un estudio profundo, lo cual es una muy inteligente decisión.
Pero lo cierto es que ninguna prueba que se haga podrá demostrar que esos fragmentos de huesos pertenecen a Juan. He estado en Estambul y he visto lo que dicen es ‘la mano de Juan’, exhibida dentro de un guante dorado adornado con piedras preciosas. También he visto otras partes de su cuerpo en diversas catedrales en Europa, incluyendo varias cabezas. Si todas estas reliquias realmente pertenecieran a Juan, sería un individuo de apariencia muy extraña.
La realidad es que nadie sabe dónde está enterrado Juan, y en realidad eso no importa, porque no necesitamos saber dónde fue puesto el cuerpo del Bautista. No lo necesitamos saber porque llegará el día en que el cuerpo de Juan resucitará y será reunido con su alma para vivir para siempre con su Salvador.
Lo mismo nos ocurrirá a usted, a mí, y a todos los que creen en “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Juntos estaremos ante nuestro Redentor dándole gracias y alabándolo.
ORACIÓN: Señor Jesús, te doy gracias por tu resurrección. Deposito toda mi fe en ti y en tu historia de salvación que encuentro en las Escrituras. En tu nombre. Amén.
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