Alimento Diario - 10 de Febrero
Nuestra ayuda
A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra. No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te cuida. Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel. Salmo 121:1-4
Reyna tiene un perro de caza de dos años, llamado Hunter. Un día, al regresar a casa, el perro salió disparado por la puerta por la que Reyna entraba.
Luego de correr media milla, Hunter repentinamente se detuvo junto a un niño que yacía en el suelo sin moverse. Reyna se dio cuenta que el niño estaba inconsciente. Sin saber lo que le había ocurrido, Reyna empezó a darle respiración artificial. De pronto, el niño comenzó a respirar.
Hunter había sido entrenado para el rescate de niños, pero había sido descalificado debido a su pobre desempeño. Sin embargo, todo ello cambió el día que le salvó la vida a un niño a media milla de distancia. ¡Muy impresionante!
Más impresionante aún es el hecho que nosotros tenemos un Dios que jamás falla, ni se duerme, ni se adormece. Nuestro Señor siempre está velando por nosotros, y nos envía la ayuda que necesitamos cuando la necesitamos.
Hay veces que la ayuda llega en la persona de Jesucristo, quien se entregó a sí mismo para lograr nuestra salvación.
Y hay otras veces en que la ayuda que el Señor envía llega a través de un perro cazador llamado Hunter.
Como sea que llegue la ayuda, le damos gracias a Dios por ser nuestra ayuda constante.
ORACIÓN: Padre celestial, antes que nos demos cuenta que estamos en problemas, tú nos ayudas. Te damos gracias por todo lo que haces por nosotros, y sobre todo por todo lo que Salvador hizo para hacernos tuyos. En su nombre. Amén.
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