Alimento Diario - 14 de Diciembre, 2017
Por esos días, Augusto César promulgó un edicto en el que ordenaba levantar un censo de todo el mundo. Este primer censo se llevó a cabo cuando Quirino era gobernador de Siria, por lo que todos debían ir a su propio pueblo para inscribirse. (Lucas 2:1-3)
LA VERDAD REAL
Es de notar cuánto cuidado pone Lucas en ubicar el nacimiento de Jesús: sucedió durante los días del censo—el primer censo, clarifica, el que se realizó cuando Quirino era gobernador. Sin duda, Lucas quería que estuviéramos seguros de que el nacimiento de Jesús había sido un hecho histórico real, algo que sucedió en un lugar que se puede ir a visitar.
¿A qué se deberá esto? ¿A quién le interesa qué censo fue, o quién era el gobernador o incluso el emperador de ese tiempo? ¿No podía ir derecho a la historia?
Lucas le explica a Teófilo: “… me ha parecido una buena idea escribírtelas por orden, para que llegues a conocer bien la verdad de lo que se te ha enseñado” (Lucas 1:3b-4).
La certeza no es algo de todos los días. La TV y el Internet nos dan “noticias falsas” y “hechos alternativos”. Es común tergiversar las palabras que alguien dice, e incluso alterar fotos para mostrar cosas que nunca fueron, o que fueron en forma totalmente diferente.
Pero Lucas no entra en ese juego. El nacimiento de Jesús fue un hecho real que sucedió en un tiempo y lugar específicos. Nuestra fe cristiana está basada en sucesos históricos y no en filosofías etéreas y pensamientos humanos, por más sabios que sean. Dios ha venido a nuestro mundo, al mundo real, al mundo de fechas, tiempos y hechos.
¿Por qué? Porque necesitamos un Dios real, uno que hable, comande, juzgue y salve. Porque necesitamos un Salvador real que entregue su vida para rescatar a las personas reales y quebrantadas que confían en él, y que luego resucite a la vida eterna real. Porque necesitamos un Espíritu Santo real que nos encuentre aun en medio de la oscuridad y nos lleve a la luz verdadera y gloriosa de Jesucristo.
Y, gracias a Dios, eso es exactamente lo que tenemos: esperanza y gozo real gracias a un niño real acostado en un pesebre, Jesucristo, el Salvador del mundo.
ORACIÓN:Querido Señor, gracias por rescatarnos de la oscuridad y la confusión, y por fortalecernos en la verdad. Amén.
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