Alimento Diario - 2 de Marzo
El rescate
... así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos. Mateo 20:28
Ya hace casi un año que la noticia del rescate del Capitán Phillips, raptado por piratas frente a la costa de Somalia, circuló como dinamita por todas las agencias de noticias del mundo. Cuando los cristianos que escucharon que había sido rescatado de la muerte en las últimas horas del Domingo de Pascua, pensaron que no podría haber sucedido en un momento más apropiado.
Durante muchos días el mundo había estado esperando ver lo que pasaría con el Capitán que había estado dispuesto a ofrecerse a sí mismo a cambio de su tripulación. ¿Lo matarían, sería rescatado, o lograrían llevarlo a un lugar donde nunca más se lo podría encontrar? Estas eran las preguntas que más preocupaban, y las que motivaron innumerables oraciones de también innumerables cristianos por todo el mundo.
Pero entonces, en el mismo día en que Jesús resucitó de la muerte, el Capitán Phillips fue rescatado de lo que había parecido ser una muerte segura. Sin embargo, hay una diferencia entre su rescate y el rescate que el Salvador hizo de la humanidad... una gran diferencia.
El Capitán fue rescatado gracias a la gran destreza y puntería de los Navy Seals. Pero, por más que admiro y aplaudo la puntería de estos hombres, su trabajo ni se compara con lo que hizo el Salvador.
Jesús vivió toda su vida cumpliendo los Mandamientos de su Padre y resistiendo a diario las tentaciones de Satanás hasta que, en la cruz del Calvario, se dio a sí mismo a cambio de nosotros.
Jesús no disparó ninguna bala para salvarnos; todo lo contrario, él recibió la bala que el pecado, la muerte y el diablo habían dirigido a nosotros.
Es por eso que, si bien estoy agradecido por el rescate del Capitán Phillips, mucho más agradecido estoy por el Salvador que ha rescatado a los pecadores.
ORACIÓN: Querido Señor Jesús, gracias por haber recibido la bala de la muerte que me correspondía. Gracias porque a través de tu vida, muerte, y resurrección, he sido perdonado y rescatado. Que mi vida muestre siempre mi gratitud por todo lo que hiciste por mí. En tu nombre. Amén.
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