Alimento Diario - 21 de Marzo, 2012
Fracasos usuales
“Pilato, como quería soltar a Jesús, apeló al pueblo otra vez”. Lucas 23:20
En nuestras devociones no deberíamos ser más duros de lo necesario con los pecadores. Al igual que Pilato, muchos de nosotros queremos hacer lo correcto, pero con facilidad somos convencidos de no hacerlo.
Eso fue lo que le sucedió a José Rodríguez cuando, a la hora de mayor tráfico, un policía le ordenó que sacara un automóvil que estaba mal estacionado en una calle de Manhattan. Él le dijo que no, pero el policía insistió por lo que, de mala gana, Rodríguez entró en el auto, lo arrancó, y salió manejando, atropellando a nueve peatones. Es que José nunca había aprendido a manejar.
La trágica historia de José se repite innumerables veces cada día, cuando las personas se olvidan de honrar sus principios. La presión que ejercen nuestros compañeros o superiores, el deseo de ser aceptados, la esperanza de ser promovidos, el intento de cubrir nuestros defectos, todo esto hace que nos olvidemos de nuestros principios.
Es por todo eso que desesperadamente necesitamos un Salvador inusual, inmune a todos los que quieran desviarlo de la misión del Padre de salvar almas. Haga hoy lo mismo que hizo la multitud el Domingo de Ramos: dé la bienvenida a Jesús con hosannas.
ORACIÓN: Querido Señor Jesús, tú no fallaste. A pesar que soy un ser humano que a menudo falla, te pido que aceptes hoy mis alabanzas sinceras. Amén.
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