Alimento Diario - 22 de Mayo
Luz
Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero.Salmo 119:105
No hay cosa que me moleste más que ir por la carretera y tener a alguien en el carril contrario con las luces altas. Normalmente, les hago una simple seña con mis luces y ellos cambian a luces bajas.
Pero lamentablemente hay excepciones... como ocurrió una noche. Por más que le hice señas al coche que venía de frente, no obtuve respuesta. Se podrán imaginar que estuve muy tentado de hacerle lo mismo que él me estaba haciendo a mí: ponerle mis luces altas y dejarlas así.
Pero qué bueno que no cedí a la tentación, porque hubiera sido una niñería. Además, quizás haya habido una razón por la que ese conductor no bajó las luces; quizá no le funcionaban, o quizá no podía ver bien con las luces bajas.
Esto me lleva a pensar que tenemos que dar gracias a Dios porque no nos castiga cada vez que cometemos errores, ni nos devuelve mal por mal. ¿Se imaginan lo miserable que sería nuestra vida si así lo hiciera?
En lugar de darnos lo que merecemos, Dios, movido por su gran misericordia, nos da algo que jamás nos hubiera correspondido: el amor, el perdón, y la ayuda de su Hijo Jesucristo, nuestro Salvador.
Y porque Dios hace eso por nosotros, nosotros debemos hacer lo mismo por los demás.
Cuando nos hieren, ya sea por estupidez, ignorancia o perversidad, necesitamos perdonar. Humanamente hablando no es el camino más fácil, pero sí es el más piadoso.
Si lográramos que los demás hicieran lo mismo por nosotros, especialmente cuando están conduciendo con sus luces altas, sería feliz.
ORACIÓN: Señor, tú eres la luz que me ilumina. Ayúdame a tratar a los demás con el mismo cuidado y compasión con que tú me tratas. En el nombre de Jesús. Amén.
De una devoción escrita originalmente para “By the Way”
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