Alimento Diario - 25 de Junio
El arrepentimiento
La tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del mundo produce la muerte. 2 Corintios 7:10
La Universidad Baylor, en Texas, fue construida gracias al dinero donado por un cristiano, cuya historia es muy interesante.
Ya en su edad madura, este benefactor perdió todo lo que tenía. Muchas de sus amistades le preguntaron: “¿No desearías tener todo el dinero que donaste a la Universidad?”
Su respuesta fue contundente: “No. Para nada. Si hubiera guardado ese dinero, también lo habría perdido. Estoy agradecido de haberlo donado cuando lo hice”.
¿Y usted? ¿Está complacido con las cosas buenas que ha hecho en su vida, o está arrepentido de los sacrificios que hizo por otros?
Madres: ¿están tristes porque se abstuvieron de algunas cosas para que sus hijos pudieran tener todo lo que necesitaban para la escuela? Padres: ¿sienten que sus esfuerzos por abastecer al hogar han pasado desapercibidos?
Si es así, necesita ser más como el Señor. Hace casi 2,000 años, Jesús murió para salvarnos del pecado, la muerte y Satanás. Si las cifras son correctas, actualmente hay cientos de millones de personas que no creen en él, o en la salvación que él ha ganado para ellos.
No obstante, en ninguna parte de la Biblia dice que Jesús esté arrepentido de haber hecho el sacrificio que hizo. Por el contrario, hay gran alegría en el cielo por cada pecador que se arrepiente. En otras palabras, el cielo se alegra por el bien que Jesús ha hecho. ¿Podría sugerir que hagamos lo mismo?
Alegrémonos por lo bueno que el Espíritu Santo hace a través de nosotros; demos gracias por cada oportunidad que él pone en nuestro camino. Sí, es verdad que no lograremos convertir a alguien cada vez que ministremos... pero eso no es lo que se nos pide que hagamos. Lo que se nos pide es que demos testimonio, y que estemos agradecidos porque Dios nos ha confiado el trabajo a nosotros.
ORACIÓN: Señor Jesús, son muchos los que viven con remordimientos por las cosas que debían dicho, o por las que podían haber hecho. Ayúdame a decir y hacer todo lo que tú tienes planeado para mí. Enséñame a darte gracias en todo momento, a ser tu testigo fiel dondequiera que vaya, y a alabarte por tus grandes obras. En el nombre de Jesús. Amén.
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