Alimento Diario - 29 de Marzo, 2012
Un grito inusual
“Como a las tres de la tarde, Jesús gritó con fuerza: —Elí, Elí, ¿lama sabactani? (que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”). Mateo 27:46
Cuando pasamos por problemas, es usual pensar que Dios se ha olvidado de nosotros. Así le pasó a Alicia, una adolescente que estaba pasando por un mal momento. Se tiró en el sillón y comenzó a quejarse a todo aquél que estuviera dispuesto a escucharla.
Quien más atención le prestaba era su hermano menor. Alicia decía una y otra vez: “Nadie me quiere, todos me odian”. Después de un rato, ya cansado de escuchar tantas quejas, el hermano le dijo: “Eso no es cierto, no todos te odian; hay muchos que ni siquiera te conocen”.
Colgando en la cruz, Jesús se encontró en una situación inusual. Había sido abandonado por Dios, y estaba sufriendo un infierno por nosotros.
Ni la persona más desafortunada en el peor día de su vida puede decir que Dios la ha abandonado. A pesar que a veces ni los vemos, y rara vez los apreciamos, los regalos de Dios continúan siendo compartidos con toda la humanidad.
Pero este regalo, el regalo de la salvación, le llega solamente a quienes escuchan el grito desgarrador de un Salvador que fue abandonado para que sus discípulos puedan tener un Padre celestial por toda la eternidad.
ORACIÓN: Querido Señor Jesús, ayúdame a recordar todo lo que tú sufriste por mí. Amén.
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