Obediencia - Primeros15 - 13 de Noviembre
Tema de la Semana: Confianza
No fuimos creados para depositar nuestra confianza a la ligera. Valoramos la confianza como valoramos nuestras propias vidas, examinando constantemente a los demás para ver si son dignos de nuestra confianza. Sin embargo, fuimos hechos vivir nuestra la vida con ayuda, para depositar nuestra confianza en aquello que nos proporcionará más vida, alegría y paz. Oro para que esta semana tú y yo descubramos cuán confiable es nuestro Padre celestial. Oro para que voluntariamente entreguemos el control de nuestras vidas a un Dios capaz, amoroso y cercano. Y oro también para que experimentemos la vida abundante que solo se puede lograr al depositar nuestra confianza en un Dios que renuncia a todo por relacionarse con nosotros.
Obediencia
Pasaje Bíblico: “¿Están ustedes dispuestos a obedecer? ¡Comerán lo mejor de la tierra!”. Isaías 1:19
Devocional:
A lo largo de toda nuestra vida se nos manda a obedecer. Ya sea nuestros padres cuando nos dicen: "Recoge esto" o "No hagas aquello", o un gobierno que establece una ley, reconocemos que la obediencia es una parte necesaria de la vida. Y muy a menudo, porque crecemos con algún sentido del propósito de la obediencia, aplicamos nuestras nociones mundanas de obediencia a nuestra relación con Dios. Vemos los mandatos de la Biblia o percibimos una señal del Espíritu y sentimos un tono de orden similar.
El problema de llevar una noción mundana de obediencia a nuestra relación con Dios es que nadie, sin importar cuán amoroso sea, puede cuidarnos por completo de la manera en que lo hace nuestro Padre celestial. No importa lo buenos que sean los legisladores, los padres, los amigos o los maestros, nadie sabe realmente el futuro como Dios lo sabe.
Isaías 1:19 nos promete: “¿Están ustedes dispuestos a obedecer? ¡Comerán lo mejor de la tierra!”. Dios nos pide que le obedezcamos porque su plan es siempre para nuestro bien. Él ve lo que nos espera. Él conoce los peligros potenciales o frutos de nuestras acciones. Y como un buen pastor, anhela guiarnos a una vida increíblemente abundante llena de todas las bondades de su reino.
Para poder experimentar la riqueza de la herencia gloriosa que Dios tiene para nosotros, debemos aprender a confiar en Él y a obedecer. Dios no puede llevarnos a aguas tranquilas y abundantes pastos si no estamos dispuestos a seguirlo. Él no puede llevarnos a las profundidades de su amor si no confiamos en su bondad amorosa. No puede guiarnos a encuentros constantes con él si no confiamos en que está tan cerca como promete su palabra. Y no puede satisfacer los deseos profundos de nuestros corazones si no confiamos en que sus propósitos para nosotros realmente saciarán nuestros anhelos.
1 Samuel 15:22 dice: “¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más que la grasa de carneros”. Dios anhela convertirnos en hijos que sean rápidos para obedecerlo. Él desea fervientemente nuestra obediencia porque desea fervientemente una vida abundante que solo se obtiene actuando sobre una base de confianza en su bondad.
Tómate un tiempo en la oración guiada para pensar las razones por las cuales no estás obedeciendo completamente la palabra de Dios o las incitaciones de su Espíritu. ¿Qué duda tienes en tu corazón? ¿Por qué no confías plenamente en que él satisfará completamente tus anhelos más profundos? Haz espacio para descansar en su presencia y confía en que él es quien dice ser. Confía en que hará lo que ha prometido. Que experimentes la vida abundante que viene a través de la obediencia total a tu amoroso Padre celestial.
Guía de Oración:
1. Medita en la importancia de la obediencia. Permite que la Biblia te llene con el deseo de obedecer a Dios más rápido y en mayor medida.
“¿Por qué me llaman ustedes ‘Señor, Señor’, y no hacen lo que les digo?”. Lucas 6:46
“¿Están ustedes dispuestos a obedecer? ¡Comerán lo mejor de la tierra!”. Isaías 1:19
“¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más que la grasa de carneros”. 1 Samuel 15:22
2. ¿Por qué te cuesta trabajo obedecer la palabra de Dios o sus indicaciones? ¿En qué formas no confías en él?
3. Reflexiona sobre sus promesas en esas áreas y deposita tu confianza en él. Descansa en su presencia y experimenta su maravilloso carácter. Pídele que te revele hoy cuán confiable es para que puedas confiar más en él.
“Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito”. Josué 1:8
“Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras”. Santiago 1:17
“Ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que, aunque era rico, por causa de ustedes se hizo pobre, para que mediante su pobreza ustedes llegaran a ser ricos”. 2 Corintios 2:8-9
Depositar nuestra confianza en alguien siempre es un proceso. Dios sabe que solo confiarás completamente en él cuando realmente lo conozcas. Para conocer su amor y amabilidad de una manera que resulte en confianza, se necesita tiempo para desarrollar diariamente tu relación con él. Si quieres experimentar el fruto de la obediencia y la confianza, debes hacer tiempo para conocer a tu Padre celestial. Cuando llegue un momento en el que tengas ganas de seguir tu propio camino, debes tener un fundamento sólido basado en conocer la bondad de Dios y su palabra. Ten paciencia contigo mismo y centra tu vida en torno al desarrollo de una mejor relación con tu Padre celestial. Que puedas conocer el corazón de Dios como se describe en Efesios 3:17-19:
“Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios”.
Lectura Complementaria: 1 Pedro 1
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