La restauración de la identidad - Primeros15 - 24 de Agosto
Tema de la Semana: El Hijo Pródigo
La historia del hijo pródigo mueve mi corazón a ahondar en las profundidades de la gracia ilimitada de Dios. Me encuentro a mí mismo en cada faceta de las palabras de Jesús. Me identifico tanto con la rebelión del hijo como con el poder del amor del padre. Como hijos de Dios constantemente necesitamos recordatorios de la misericordia de Dios hacia nosotros. Cuando el mundo nos rechaza, Dios nos llama a entrar; cuando el mundo nos castiga, Dios nos viste de justicia y honor. Que esta historia transformadora del hijo pródigo te guíe a una relación más profunda e íntima con tu amoroso Padre celestial.
La restauración de la identidad
Pasaje Bíblico:“Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable”. 1 Pedro 2:9
Devocional:
La restauración de la identidad al hijo caprichoso y rebelde en la historia del hijo pródigo es quizás el mejor ejemplo del deseo de Dios de restaurarnos a ti y a mí como sus hijos. En la historia, el hijo rebelde regresa al Padre con la única esperanza de que se le permita servir a su padre como uno de los esclavos. Pero cuando se acerca a su casa el padre sale corriendo a su encuentro e inmediatamente recupera su identidad como un hijo bueno y agradable a sus ojos.
2 Corintios 5:17 dice: “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!”. A través de la fe en la vida, muerte y resurrección de Jesús, hemos sido transformados de personas rebeldes y pecaminosas a reflejos de nuestro Salvador. Dios salió corriendo a nuestro encuentro en nuestro punto de mayor debilidad y nos vistió con una nueva naturaleza para que no pudiéramos pecar más contra él, sino vivir con él en una comunión gloriosa y poderosa.
Isaías 43:1 dice: “Te he llamado por tu nombre; tú eres mío”. Nuestro Padre nos salvó de una vida de vagar y buscar quiénes somos y nos ha llamado sus hijos santos y redimidos. Nuestro nombre ya no está asociado con una naturaleza pecaminosa, sino con la línea de sangre de Cristo Jesús. Por ningún poder propio, hemos sido transformados, liberados, redimidos y hechos para ser como nuestro Padre celestial, tanto en nuestra naturaleza como en nuestras acciones.
1 Pedro 2:9 dice: “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable”. Tenemos una identidad que va más allá de simplemente pasar esta vida feliz y exitosamente. Nuestra identidad ahora es proclamar las excelencias inimaginables de nuestro Padre celestial. Estamos llamados a declarar al mundo el increíble poder de nuestro Dios, que pudo tomar nuestras vidas débiles e indefensas, darnos nuevos nombres, colocar su Espíritu dentro de nosotros y encender una pasión tan profunda que ninguna circunstancia puede cambiar. Este mundo no es tu hogar. La nación en la que vives ya no es tu más alta lealtad. Tú eres el hijo del Creador, el único Dios verdadero, y él te ha hecho nuevo, completo y destinado a obras de significado eterno.
Permite que tu Padre te declare tu identidad en Cristo. Tómate hoy un tiempo para escuchar y recibir una nueva revelación de quién eres. Permite que el Espíritu te llene de nuevo y te empodere para vivir una vida digna de quien te ha salvado. No hay mayor alegría que vivir a la luz del increíble don de una identidad restaurada recibida por la gracia de nuestro Padre celestial.
Guía de Oración:
1. Medita sobre la restauración de la identidad del hijo en la historia del hijo pródigo. Permite que la Biblia te de perspectiva sobre tu propia identidad en Cristo.
“El joven le dijo: ‘Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo’. Pero el padre ordenó a sus siervos: ‘¡Pronto! Traigan la mejor ropa para vestirlo. Pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero más gordo y mátenlo para celebrar un banquete. Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado’. Así que empezaron a hacer fiesta”. Lucas 15:21-24
“Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!”. 2 Corintios 5:17
2. Pídele al Espíritu Santo que te llene hoy de nuevo. Tómate un tiempo para descansar en la presencia de Dios y permítele que te revele de nuevo su amor.
“No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu”. Efesios 5:18
3. Pídele al Padre que te muestre las buenas obras que te ha preparado hoy. Pídele que te guíe a proclamar sus excelencias como un estilo de vida y que te ayude a vivir tu nueva identidad en Cristo.
“Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable”. 1 Pedro 2:9
“Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: ‘No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío’”. Isaías 43:1
Que Colosenses 3:1-4 sirva de base sobre la cual busquemos la plenitud de la vida que nos brinda el amor y la gracia de nuestro Padre celestial:
“Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra, pues ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria”.
Lectura Complementaria: Colosenses 3
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