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Dios sana corazones - Primeros15 - 26 de Enero


Tema de la Semana: Avivando Nuestro Amor

Esta semana dedicaremos tiempo a avivar nuestro amor por Dios a través de la renovación de nuestras mentes. Tu mente es la puerta de entrada a tus afectos. Lo que crees que es digno de tus afectos es lo que ella recibirá. Entonces, a medida que crecemos en nuestra comprensión de la abrumadora bondad de Dios, naturalmente le daremos a él nuestros corazones. Que esta semana puedas ser conmovido por el amor incondicional de tu Padre celestial a medida que su naturaleza perfecta te sea revelada de maneras más grandes y transformadoras.

Dios sana corazones

Pasaje Bíblico: “Restaura a los de corazón quebrantado y cubre con vendas sus heridas”. Salmo 147:3

Devocional:

Uno de mis capítulos favoritos en toda la Biblia es el Salmo 147. Es un salmo cargado de las maravillas de Dios, rico en imágenes y poderoso para despertar nuestro amor por Dios. En él aprendemos que Dios “determina el número de las estrellas y a todas ellas les pone nombre”, y que él “cubre de nubes el cielo, envía la lluvia sobre la tierra y hace crecer la hierba en los montes. Él alimenta a los ganados y a las crías de los cuervos cuando graznan”.

Sin embargo, el versículo que quiero enfatizar para nosotros hoy es el número 3: “Restaura a los de corazón quebrantado y cubre con vendas sus heridas”. Jesús fue un ejemplo perfecto del corazón de Dios al hacer justamente esto. A lo largo de su ministerio, Jesús sanó a quienes lo rodeaban física, emocional y espiritualmente. La Biblia nos muestra personas como María Magdalena, que fue liberada de la posesión demoníaca y traída a una estrecha amistad con Cristo mismo. Jesús la sanó espiritual, emocional y físicamente librándola de la opresión y siendo su amiga. Luego está Pablo. Antes de que Jesús se revelara a Pablo, él era Saulo, un hombre comprometido a destruir el movimiento del cristianismo — que más tarde daría la vida por construir. Era un hombre con propósito, exitoso y orgulloso. Era un fanático religioso de gran disciplina, pero era también un hombre muy alejado del corazón de Dios. Sin embargo, después de conocer a Jesús y ser sanado, pudo decir con confianza que contaba todas las cosas como una “pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo”. (Filipenses 3:8).

Dios tiene el mismo corazón para ti que tuvo para María y Pablo. Él conoce las heridas que las personas, las circunstancias y el pecado han causado en tu vida. Él sabe con qué luchas, los hábitos y las adicciones que te impiden vivir la vida abundante que ha planeado para ti. Y él tiene tanto el deseo como el plan para sanar esas heridas. Dios desea sanar tu corazón ahora mismo. No tienes que esperar para encontrar el poder de Dios. Dios quiere que vivas una vida receptiva a todo el amor y la bendición que anhela darte.

Deja que las historias de María y Pablo te llenen de un anhelo de encontrar más de Dios. Permite que lo que Dios ha hecho en la vida de otros despierte el anhelo de ser curado por Dios. Espera en el Señor, abre tu corazón a él y deja que haga lo que prometió hacer en ti. Él ha prometido su curación, transformación y vida abundante. Todo lo que queda es que recibas el regalo de la sanación que anhela dar mientras sigues la guía del Espíritu Santo hoy.

Tómate un momento para apoyarte en el corazón de Dios para que te sane hoy al entrar en un tiempo con la guía de oración.

Guía de Oración:

1. Medita en el deseo de Dios de sanar cualquier lugar roto que haya en tu vida, tal como se revela en la Biblia.

“Restaura a los de corazón quebrantado y cubre con vendas sus heridas”. Salmo 147:3 

“Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados”. 1 Pedro 2:24

“Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión”. Salmo 103:2-4

2. Dile a Dios qué lugares en tu corazón están rotos. Tus heridas podrían venir de tu infancia o de ayer. De cualquier manera, Dios desea sanar todo lo que te está impidiendo disfrutar de la plenitud de la vida en él.

“Sáname, Señor, y seré sanado; sálvame y seré salvado, porque tú eres mi alabanza”. Jeremías 17:14

3. Actúa donde Dios te esté guiando. A veces, la sanidad llega a través del perdón, de una conversación o de tomarse un tiempo extra para orar y estar con Dios. Pregúntale qué siente con respecto a cualquier herida de tu pasado, cualquier relación rota o cualquier pecado recurrente en tu vida. Anota en un diario lo que te dice.

La sanación es a menudo un proceso, pero debes saber que Dios desea guiarte en cada paso del camino. Si pone en tu corazón perdonar a alguien o tener una conversación difícil, debes saber que eso es lo mejor para ti. Si bien puede ser difícil hoy, tu vida será mejor por eso. Incluso si la persona que te lastimó ha fallecido, aún puedes perdonar a esa persona. A medida que estos problemas comiencen a surgir, tómate un tiempo para estar en la presencia de Dios y permitirle sanar los lugares rotos de tu vida. Dios tiene sanación y transformación reservadas para ti, y esa vida está disponible para ti ahora mismo.

Lectura Complementaria: Salmo 147

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