Dios promete su presencia - Primeros15 - 3 de Marzo
Tema de la Semana: Las Promesas de Dios
Solo hay una constante en este mundo siempre cambiante y es el carácter de nuestro Padre celestial. La misma tierra está sufriendo cambios constantemente. Lo que ahora parece lo más inamovible, algún día, será eliminado. Pero Dios es inmutable. Dios es inquebrantable. Es completamente fiel y está comprometido cumplir las promesas que te ha hecho. Al observar esta semana las promesas de Dios, que puedas afirmarte en su amor inmutable. Que el carácter de Dios se convierta en tu fuente y refugio, tu base constante e inquebrantable.
Dios promete su presencia
Pasaje Bíblico: “Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!”. Salmo 139:9-10
Devocional:
Una de las promesas más vitales que Dios nos hace como hijos es su promesa de estar cerca. David escribió en el Salmo 139:9-10: “Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!”. ¡Qué imagen tan increíble que pinta David de la cercanía de Dios! Si tuviéramos que explorar los confines de la tierra, Dios todavía estaría allí. Si fuéramos a bucear a las profundidades del océano, Dios todavía estaría allí. Si descendiéramos a los lugares más oscuros de nuestro ser interior, todavía encontraríamos a Dios. No hay un lugar al que podamos ir en el que él no esté presente. La presencia de Dios inunda la tierra como la niebla de la madrugada, saturando todo con su bruma. Su presencia es su promesa.
Entonces, ¿qué hacemos con el conocimiento de la cercanía de Dios? ¿Qué significa para nosotros? En Deuteronomio 31:6 se nos dice: “Nunca los dejará ni los abandonará”. Y en el Salmo 23:4, David ejemplifica este mandato al decir: “Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta”. El Salmo 46:1 lo dice de esta manera: “Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia”.
La cercanía de Dios está destinada a ser nuestra fuente de coraje y fortaleza. Debemos encontrar refugio en el conocimiento y experiencia de su presencia. Su presencia significa todo para nosotros. Significa que ya no estamos solos. Significa que nos guiará a través de las diversas situaciones en las que podemos encontrarnos: “tu vara de pastor me reconforta”. Cuando te levantas por la mañana, Dios está allí para amarte y prepararte. Cuando pasas tu día, Dios está ahí cerca de ti, deseando empoderarte. Cuando te acuestas por la noche, Dios está allí para darte descanso y paz. La presencia de Dios es el fundamento sobre el cual se cumplen muchas de sus otras promesas.
Entonces, si él está realmente presente siempre, ¿por qué no lo sentimos? ¿Por qué a veces nos sentimos solos, insatisfechos, cansados y débiles? Encontrar la presencia de Dios comienza con tener fe en lo que dice la Biblia. Sentir la cercanía de Dios comienza con la confianza de que está a tu lado y quiere que lo conozcas. Dios no actúa forzándonos. Él no ocupa espacio en nuestros corazones que nosotros llenamos con otras cosas. Así que simplemente haz espacio para Dios hoy, confía en su palabra de que nunca te dejará ni te abandonará, y encuentra la cercanía de tu Padre celestial. No te preocupes si no lo estás sintiendo. Tu único trabajo es hacer espacio en tu corazón y confiar en él. Él se encargará del resto. Pasa tiempo hoy en oración renovando y abriendo tu mente a la promesa de la presencia de Dios y dejando que su cercanía se convierta en tu fuente de valor, fortaleza y descanso.
Guía de Oración:
1. Medita en la verdad de la cercanía de Dios como lo promete su palabra.
“No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas. Yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador”. Isaías 43:1-3
2. Haz espacio en tu corazón para que lo llene. Confía en su palabra. Dile que crees que él está ahí contigo. Pídele al Espíritu que te ayude a dejarle espacio para que él te llene.
3. Ahora simplemente recibe la presencia tangible de Dios. Pídele que se dé a conocer. Pídele que te manifieste su presencia. Recuerda que en realidad no se trata de sentirlo. Experimentarlo es solo el resultado de ser su hijo. El peso de todo está sobre él.
“¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí. Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!”. Salmo 139:7-10
En respuesta a la presencia de Dios, ora a Dios esta oración del hermano Lorenzo. Que sus palabras articulen la oración de tu corazón:
Oh Dios mío, ya que estás conmigo y ahora debo, en obediencia a tus mandamientos, aplicar mi mente a estas cosas externas, te ruego que me concedas la gracia de continuar en tu presencia; y con este fin, me prosperes con tu ayuda, recibe todas mis obras y posee todos mis afectos.
Lectura Complementaria: Salmo 139
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