La parábola del Buen Pastor - Primeros15 - 7 de Mayo
Tema de la Semana: Las Parábolas
A Jesús le encantaba usar historias para ilustrar conceptos profundos y transformadores. Le encantaba usar entornos, personajes e ideas reales y genuinos que pudieran aplicarse a todos nosotros para revelar el corazón de Dios, lleno de búsqueda y amor. Esta semana vamos permitir que las parábolas de Jesús hablen directamente a nuestras situaciones, formas de pensar y creencias fundamentales, acerca de quién es Dios. Abre tu corazón y tu mente para ser transformado por las poderosas y cautivadoras historias de Jesús.
La parábola del Buen Pastor
Pasaje Bíblico: “Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas”. Juan 10:14-15
Devocional:
¿Alguna vez has experimentado un sentido de gran perspectiva en el que te das cuenta de tu pequeñez en comparación con la grandeza de la tierra? ¿Alguna vez has contemplado tu pequeña estatura a la luz del tamaño colosal del universo? De vez en cuando, cuando me doy cuenta de mi pequeñez, me invade el miedo a perderme. Pienso: “¿Quién me mostrará el camino en este mundo que parece ser cada vez más grande? ¿Quién me guiará a través de las diversas pruebas y cambios que sin duda vendrán a lo largo de mi camino? ¿Quién me ayudará?”.
Una de mis metáforas favoritas en la Biblia es la Dios como el Buen Pastor. Jesús es el guía más equipado que podríamos tener. Él tiene toda la creación en la palma de su mano y, sin embargo, conoce la cantidad de cabellos que hay en nuestra cabeza. Él es el Dios de lo gigante pero también ama cada pequeño detalle nuestro y anhela llevarnos a un pasto seguro. Al ver hoy la parábola de Dios como el Buen Pastor, permite que tu fe y tus afectos se vean conmovidos por la promesa de Dios de guiarte hacia la vida inigualable que él tiene para ti.
Juan 10: 14-15 dice: “Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas”. Jesús allanó el camino para que entremos en el pasto más asombroso de todos: la presencia misma del Dios vivo. Él puso su vida como nuestro Buen Pastor para que pudiéramos comer del fruto de su muerte y resurrección. Pero Dios no solo nos guio al cielo sino que nos guía continuamente como nuestro Buen Pastor día tras día.
En el famoso Salmo 23 David escribe: “El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre. Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar”. (Salmo 23:1-6).
La vara de pastor de Dios tiene el propósito de confortarnos. Como nuestro Buen Pastor, él promete guiarnos diariamente hacia los planes que tiene para nosotros. Eso no siempre significa que seremos sacados de los “valles tenebrosos”, sino que en esos valles él dispondrá “un banquete en presencia de [nuestros] enemigos”. Nuestro gran consuelo es el hecho que Dios nunca nos dejará ni nos abandonará (Deuteronomio 31:6). Como dice el Salmo 139:9-10: “Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha”. Dios está con nosotros en tiempos de apuro. Él nos protegerá, nos proveerá y nos llevará a aguas tranquilas.
Dios anhela guiarte hoy. ¿Qué problema tienes? ¿En qué área necesitas orientación? ¿En qué aspecto necesitas ayuda? Dios promete ser tu buen pastor. Tienes al Dios más grande de tu lado, puedes confiar en su guía. Jesús fue fiel en venir y morir para que tuvieras la vida eterna. Si él fue fiel para guiarte al cielo, ciertamente te guiará a través de cualquier prueba que estés atravesando ahora.
“Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas”. (Proverbios 3:5-6). Tu Dios es un Pastor digno de confianza. Entra en un momento de oración con la expectativa de que él te guiará perfectamente y en su tiempo perfecto. Echa tus preocupaciones sobre él y confía en él. Permítele que “él [allane] tus sendas” mientras sigues la guía del Espíritu Santo.
Guía de Oración:
1. Medita en la idea de Dios como tu Buen Pastor. Recibe la verdad de su promesa de guiarte y protegerte.
“Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas”. Juan 10:14-15
“Por tu gran amor guías al pueblo que has rescatado; por tu fuerza los llevas a tu santa morada”. Éxodo 15:13
“Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!”. Salmo 139:9-10
2. ¿En qué áreas necesitas hoy su guía? ¿En qué aspecto necesitas su protección? Pon tus preocupaciones sobre sus hombros y recibe la paz que viene de confiar en él.
“Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes”. 1 Pedro 5:7
3. Pídele al Espíritu Santo su dirección. Tu Dios te guiará a través de las pruebas. Confía en su dirección y haz lo que sea que te diga que hagas. Si su palabra habla directamente sobre tu situación, ¡comprométete a obedecerla! Dios promete guiarte como tu Buen Pastor.
“¡Este Dios es nuestro Dios eterno! ¡Él nos guiará para siempre!”. Salmo 48:14
“Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas”. Proverbios 3:5-6
“Conduciré a los ciegos por caminos desconocidos, los guiaré por senderos inexplorados; ante ellos convertiré en luz las tinieblas, y allanaré los lugares escabrosos. Esto haré, y no los abandonaré”. Isaías 42:16
“El Dios que da la paz levantó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, a nuestro Señor Jesús, por la sangre del pacto eterno. Que él los capacite en todo lo bueno para hacer su voluntad. Y que, por medio de Jesucristo, Dios cumpla en nosotros lo que le agrada. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén”. Hebreos 13:20-21
Lectura Complementaria: Juan 10
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