Crecer y madurar
Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Sobre éste ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación. Juan 6:27
Al día siguiente de terminar la Primera Guerra Mundial, el general Louis Lyautey le pidió a su jardinero que plantara un árbol en particular en su propiedad. El jardinero objetó que este árbol, de crecimiento especialmente lento, tardaría casi un siglo para llegar a su madurez. «En tal caso», dijo el mariscal, «no hay que perder tiempo. ¡Plántelo esta misma tarde!»
Madurar es a veces un proceso largo y lento. Uno no necesita descansar solo en la iglesia para el alimento espiritual. En cambio, puede tomar porciones a lo largo de la semana a través del estudio personal de la Biblia, asistiendo a un grupo de estudios bíblicos, escuchando programas bíblicos en la radio o en la televisión, o concentrándonos en nuestra vida de oración. A medida que el niño crece y se hace hombre, está preparado para el alimento sólido. Del mismo modo, cuando los cristianos maduramos en espíritu, buscamos una satisfacción más profunda.
Toma toda una vida llegar a ser espiritualmente maduros, pero es un proceso hermoso, que vale la pena, así como lo es esperar que un árbol florezca. Sea paciente mientras trabaja para llegar a su madurez en Cristo.
© David Jeremiah 2007 Editorial Vida
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