Educar para la vida
Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Deuteronomio 6:7
En su momento, el Presidente Obama dijo que, para mejorar el nivel educativo de este país, quizás fuera necesario alargar el horario escolar y acortar las vacaciones de verano.
Agregando a ese comentario, el Secretario de dijo que, dado que la sociedad norteamericana ya no es agraria, los niños no necesitan ayudar a sus familias trabajando en las granjas. También dijo que los niños cuyos padres no pueden pagar escuelas de verano o maestros particulares, durante las vacaciones de verano tienden a olvidar lo aprendido el año anterior.
No sé si pasar más tiempo con un maestro mediocre enseñando clases mediocres va a elevar el nivel de educación de este país. Aun cuando suene tonto por ser tan simple, debo decir que una educación excelente es el resultado de maestros excelentes que con entusiasmo transmiten conocimientos a <b>estudiantes que han sido motivados en el hogar</b>.
Y a eso se refiere nuestro texto para hoy tomado de Deuteronomio. Nuestro Dios, que todo lo sabe, dijo a su pueblo que educara a sus hijos en las cosas importantes de la vida... desde el amanecer hasta el anochecer debían contarles la historia del amor de Dios.
El Señor sabía que, si bien es cierto que nuestros hijos van a aprender muchas otras cosas, nunca van a aprender nada más importante que la historia del sacrificio de Dios.
Esa orden de Dios sigue vigente aún hoy. Aun si nuestros hijos no aprenden nada más de nosotros, que por lo menos aprendan que el Padre ha enviado a su Hijo a buscar y salvar a los pecadores perdidos.
No hay ninguna lección que sea tan necesaria e importante como la que dice: "Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna". (Juan 3:16)
ORACIÓN: Querido Señor, gracias por todas las personas que me enseñaron la historia de la salvación. Ayúdame a ser fiel en enseñar ese mismo mensaje a quienes aún no te conocen. En el nombre de Jesús. Amén.
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