Enséñame, SEÑOR, a seguir tus decretos, y los cumpliré hasta el fin. Salmo 119:33
Sería lindo si el poder de la tentación disminuyera a medidaque envejecemos, pero no hay garantías con la edad. El rey David tenía cincuenta años cuando cayó en el pecadocon Betsabé, y en esa época cincuenta años era mucho másque ahora, ya que la expectativa de vida era más corta. Lasangre caliente de la juventud ya no corría por las venas deDavid, pero aun así cayó en el pecado.
La mediana edad y la ancianidad tienen su propio conjunto de tentaciones, y nunca debemos bajar nuestra guardia. Es verdad que deberíamos crecer en inteligencia y fuerza a medida que envejecemos. Deberíamos crecer en gracia. Pero no crea que alguna vez será inmune a la tentación en esta vida, sin importar su edad.
J. Oswald Sanders escribe: «Nada es más fácil para la persona que está envejeciendo cada vez más y experimentando algo de depresión como resultado que ensimismarse y ocuparse solo de sí misma. Esa actitud mental solo agrava el problema. Es cuando rechazamos con firme propósito nuestra propia pena, nuestros dolores, y nos mantenemos ocupados en ayudar a otros, que obtendremos nuestro propio alivio».
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