Emergencia
Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás. Salmo 50:15
‘Ayuda’, es una palabra fácil de entender. ‘Ayuda’ significa que se necesita asistencia, que nuestros recursos normales no son suficientes para tomar control de una situación.
Una mujer en la ciudad de Quebec llamó al 911 del departamento de policía local, diciendo que necesitaba ayuda pues, luego de haber recogido a su hijo de año y medio de la guardería, sin querer había trabado el auto, con el niño y las llaves adentro.
Aparentemente, el operador se negó a enviar a la policía para asistirla, aludiendo que esa no era una emergencia, por lo que ella tendría que solucionarlo por su cuenta.
Antes de continuar debo decirles que el niño fue rescatado. Con la ayuda de un martillo, los padres rompieron la ventana de atrás del auto y sacaron al niño luego de unos diez minutos de estar encerrado.
La policía aún está investigando lo ocurrido, pues no están seguros si se trató de una mala comunicación o si efectivamente le dijeron: “soluciónelo usted misma”. De cualquier forma, en un comunicado oficial la policía ha afirmado que: “Esta es la clase de llamada a la que la policía responde y va en ayuda”.
Qué bueno es saber que, entre el Dios Trino y su pueblo, la comunicación siempre es buena. En los Salmos, y a través de todas las Escrituras, el Señor nos dice que él está listo para rescatarnos. “Llámame”, dice el Señor, “y yo te ayudaré”. En ningún momento nos dice que estemos solos o que debamos buscar solución nosotros mismos.
En la persona de Jesucristo, la humanidad ha recibido la máxima ayuda posible. Las trampas del diablo, el pecado, y el mundo que nos habrían lastimado y matado, han sido eliminadas y estamos fuera de peligro gracias a la vida, sufrimiento, muerte y resurrección del Salvador.
En Jesús hemos sido liberados y ahora podemos, con total confianza, invocar su nombre en agradecimiento y alabanza.
ORACIÓN: Señor Jesús, por mí mismo caí en cautiverio, pero gracias a tu sufrimiento y sacrificio ahora soy salvo. Permite que siempre refleje un espíritu de gratitud por lo que tú has hecho. En tu nombre. Amén.
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