Un día perfecto
Éste es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él.Salmo 118:24
Un día, faltando poco para el día de la madre, un niño pequeño y tímido entró a la sección de lencería de un gran centro comercial.
Casi susurrando, le presentó su problema a la vendedora: “Quiero comprar un presente para mamá. Quiero darle una enagua pero no sé qué talla es”. La vendedora le preguntó: “¿Es tu mamá alta o baja, gorda o delgada?”
“No sé, ella es perfecta”, le contestó el pequeño.
La vendedora diligentemente envolvió una enagua que la mayoría de las personas consideraría de talla perfecta, o sea, mediana. Dos días después, la misma vendedora conoció a la mamá, que fue a cambiar la enagua por una talla extra grande.
Hay mucho de cierto en el viejo adagio: “todo depende del cristal con que se mire”. A pesar de ser talla extra grande, a los ojos de su hijo aquella madre era perfecta.
Esa es la forma en que le propongo que usted y yo miremos al día de hoy.
¿Por qué? Porque es un regalo que Dios nos hace para que lo vivamos y lo disfrutemos. Y con esto no quiero decir que en este día no tendremos problemas, penas, o preocupaciones, porque seguramente los tendremos.
Pero aún así, queremos verlo y vivirlo con la sabiduría y la paz que Dios nos da, porque sabemos que el Señor viviente está con nosotros, y que podemos recibir su paz. Sabemos que cuando cerramos nuestros ojos seremos capaces de decir que hoy fue, gracias a Jesús, un día “perfecto.”
ORACIÓN: Padre celestial, te estoy eternamente agradecido porque el Salvador nos ayuda en las dificultades diarias. Ayúdame, tanto como sea posible, a hacer lo mejor de este día que tú me has dado. En el nombre de Jesús. Amén.
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