Adversidad
Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.Filipenses 1:6
Son muchas las personas que realmente admiro. Por ejemplo, admiro a los jóvenes atletas que compiten en las Olimpíadas Especiales, y también admiro a las personas de 70 años que corren una maratón.
Todas esas personas tienen algo en común: no permiten que sus incapacidades se interpongan con su voluntad.
Quizá es por ello que admiro al historiador Francis Parkman. Parkman Quien sufrió de mala salud la mayor parte de su vida. Era tanto el dolor que tenía, que no podía escribir por más de cinco minutos a la vez. Y como si eso fuera poco, su visión se deterioró hasta el punto de no poder garabatear más que unas pocas palabras por hoja.
Sin embargo, y a pesar de todo eso, Parkman fue capaz de escribir The Oregon Trail y cerca de otros veinte libros históricos.
El coraje de tales personas me ayuda a poner en perspectiva los problemas que me aquejan. Por supuesto que todo ese coraje es poco cuando lo comparamos con el del Señor Jesús, quien nos amó tanto como para vivir y morir por nosotros.
Cuando veo la obra del Salvador sé que nuestros problemas, que parecen insuperables, en realidad no son nada más que inconvenientes.
No sé cómo se siente usted hoy, ni los problemas por los que está pasando.
Pero sí sé que en algún momento se sentirá deprimido. Cuando eso ocurra, espero que recuerde de descansar sus angustias en las manos del Señor. Allí será consolado, animado, e inspirado por el Salvador, quien entregó su vida para que usted tenga una vida victoriosa.
ORACIÓN: Padre celestial, gracias por darnos refugio cuando estamos necesitados. Permite que el Señor resucitado nos ayude a enfrentar la vida con optimismo y alegría. En su nombre. Amén.
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