Llegarán días
Llegarán días —afirma el Señor—, en que cumpliré la promesa de bendición que hice al pueblo de Israel y a la tribu de Judá. Jeremías 33:14
Como cada Palabra que sale de la boca de Dios, podemos estar seguros de que, aunque haya sido revelado y escrito con cientos de años de antelación, sus profecías serán cumplidas. Aunque Judá fue infiel a Dios, el Señor, sin dejar de rechazar el pecado, hizo un plan para restaurar a su pueblo.
El Señor actúa diferente a nosotros. Para el ser humano los tiempos son vagos e imprecisos, pero Dios es exacto. Podemos confiar en que, en el tiempo fijado por Dios, él cumplirá todas sus promesas de bendecir y salvar a su pueblo.
La principal de ellas fue enviar a su Hijo… el Salvador que cargaría con los pecados de todos y ofrecería su vida para rescatarnos de la muerte. Jeremías vio esta promesa cumplida en presente profético 600 años antes del nacimiento del Mesías, pero aún así la dio por hecha. El tiempo fijado por Dios para cumplir su plan redentor se cumplió de acuerdo como él dijo que lo haría.
La iglesia está en el mundo, por tanto rodeada de iniquidad, pero confiada en su Salvador. Está en espera, y aguarda con la mirada puesta en la Palabra cumplida por Dios y en todas las promesas que se cumplirán cuando estemos en gloria, en presencia de nuestro Redentor.
Los creyentes caminamos en espera del Adviento hacia el pesebre, hacia la cruz, hacia la tumba vacía, pero también hacia la liberación total en el día en que Jesucristo regrese.
ORACIÓN: Padre celestial, te pedimos que nos acompañes para esperar con alegría tu reino eterno. En el nombre de Jesús. Amén.
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