¿Quién podrá soportar el día de su venida?
Pero ¿quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién podrá mantenerse en pie cuando él aparezca? Porque será como fuego de fundidor o lejía de lavandero. Se sentará como fundidor y purificador de plata; purificará a los levitas y los refinará como se refinan el oro y la plata. Malaquías 3:2-3a
Malaquías pregunta quién podrá soportar “el día de su venida”. Así nos desafía a mirarnos en el espejo de la ley divina. ¿Cómo es posible que un pueblo pecador y desobediente a los mandamientos pueda estar en presencia del Dios Santo? “Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad” (1 Juan 1: 8).
Para tener el derecho de estar en presencia de Dios, cada persona debe ser purificada y refinada. ¡Tremendo problema sin solución humana!
Por eso es que nos produce inmensa alegría saber que Jesús es el purificador por excelencia. Él hace posible que todos nosotros regresemos a su gracia, perdón y justicia. “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9).
Después que la ley nos ha llevado a reconocer nuestro pecado,el Señor nos da la Buena Noticia: nos purifica con el Evangelio, y por medio de la fe nos lleva a confiar no en nuestra propia justicia, sino en la justicia de Dios. “Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1).
Es bueno saber, en especial en este tiempo de adviento, que Jesucristo nos prepara para estar en la presencia de nuestro Dios. Podemos confiar en que porél, por su gracia, esperamos tranquilos su llegada.
ORACIÓN: Padre celestial, gracias por enviar a Cristo para que sea mi justicia. Amén.
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