¡Grande es, Señor, tu fidelidad!
“Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.”1 Corintios 1:7-8
Hoy vamos a viajar por “el túnel del tiempo”. Para ello, nos vamos a poner en las sandalias de Adán, Abraham, Isaac y Jacob, de los reyes, sacerdotes y profetas del pueblo de Israel quienes, por varios siglos, aguardaron el cumplimento de la promesa dada por Dios en Génesis 3:15.
Algunos de ellos, como Abraham, se desesperaron y quisieron ayudar a Dios para adelantar el cumplimento de sus promesas. Trataron de ganar tiempo, olvidando que el tiempo de Dios está perfectamente definido. Pero, en vez de proveer una solución, el apresuramiento del patriarca y su esposa Sara provocó graves problemas.
La falta de confianza en Dios no es un pecado nuevo. El apóstol Pablo exhorta a los corintios a que no se olviden que Dios es fiel. Su fidelidad es la garantía de que cumplirá todas sus promesas... más allá de que sea en nuestro tiempo o no. Dios es el Creador y Señor del tiempo.
Lo importante es que sabemos que nada ni nadie puede hacer que Dios se retracte de sus promesas. Cada profecía hecha sobre el Mesías fue literalmente cumplida, incluyendo la dolorosa tortura y la espantosa muerte en la cruz, como también su victoria sobre la muerte.
Dios, quien nos llamó para que estemos en comunión con Cristo, siempre es fiel. Todo está en sus manos, él tiene el control. Preparémonos con esperanza, entonces, para recibir a Jesús.
ORACIÓN: Padre en el cielo, a veces me desespero y quisiera que ya vinieras. Ayúdame a recordar que tú eres fiel en cumplir tus promesas, y que tus tiempos siempre son los mejores. En Jesús. Amén.
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