Mis culpas él llevó
Este niño está destinado a causar la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y a crear mucha oposición, a fin de que se manifiesten las intenciones de muchos corazones. En cuanto a ti, una espada te atravesará el alma. Lucas 2:34-35
Aunque el amor de Dios es para salvación, no todas las personas lo creen. Muchos están ocupados con sus propias tragedias, y buscan soluciones en lugares equivocados. Pocas veces, o quizás nunca, piensan en la salvación que el Señor ofrece.
Al ver a María y al Niño, Simeón hace una predicción de Dios: ese Niño sería motivo de conflictos.
Los judíos, por ejemplo, que esperaban grandes señales, desestimaron al hijo del carpintero de Nazaret, y buscaron oportunidades para desafiarlo. Su deprecio por Jesús los llevó a acusarlo como agente del diablo, y a calificar sus enseñanzas como falsa doctrina. El Príncipe de Paz fue también el Cristo de la discusión.
Tanto lo odiaron, que llegaron al punto de planificar y ejecutar su muerte… esa fue la espada que atravesó el alma de María, quien vio morir en la cruz a su hijo. Pero la aparente victoria de los incrédulos al matar a Cristo no es para siempre. Todo quedará al descubierto cuando Jesús regrese en gloria a juzgar a todas las naciones.
Dios les regaló una hermosa navidad… pero ellos sólo vieron a un niño envuelto en pañales. Sólo a través de los ojos de la fe se puede ver en él al Salvador del mundo. Y a través de esa misma fe descubrimos, en su pasión y muerte, la mayor evidencia de su amor por nosotros.
ORACIÓN: Padre celestial, gracias por enviar a Cristo a morir por mis pecados y así darme la salvación. Amén.
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