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Alimento Diario - 27 de Diciembre

  

Nada sucede porque sí

Por aquel tiempo, el emperador Augusto ordenó que se hiciera un censo de todo el mundo…Todos tenían que ir a inscribirse a su propio pueblo. Por eso, José salió del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, en Judea, donde había nacido el rey David. Fue allá a inscribirse, junto con María, su esposa, que se encontraba encinta. - Lucas 2:1-14 DHH

Año tras año volvemos a celebrar el glorioso evento del nacimiento de Jesús. Para la iglesia cristiana, en especial, es una fiesta muy significativa y de mucho gozo. Pero cuando Jesús nació en Belén, no fueron muchas las personas que lo supieron ni fue un acontecimiento suficientemente significativo como para llamar la atención. 

Aún así, esa primera Navidad involucró muchas cosas: un decreto imperial, personas comunes y corrientes como José, María y los pastores, una estrella brillante, la visita de los sabios del Oriente, un rey enfurecido por su egoísmo, la masacre de muchos niños inocentes, y muchos otros detalles más.

Pero lo más impresionante de todo es que el Dios Todopoderoso, el Creador del cielo y de la tierra, se da a conocer en la fragilidad de un niño llamado Jesús, el Mesías por tanto tiempo esperado, el prometido Salvador del mundo, nacido en un humilde establo.

A través del estudio de las Sagradas Escrituras podemos conocer las razones y circunstancias del nacimiento de Jesús. Todo eso nos ayudará a comprender aún más los propósitos de Dios al enviarnos a su hijo Jesucristo. Pero cuanto más aprendamos sobre Dios, más confiaremos en él para esta vida y la eterna.

ORACIÓN: Gracias, amado Dios, porque por tu amor celebramos la llegada del Salvador al mundo, y a nuestras vidas. Amén.

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