Febrero 14 – Miércoles de Ceniza
Leer Marcos 1:9-11
SALVADOS A TRAVÉS DEL AGUA
En cuanto Jesús salió del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu descendía sobre él como una paloma. (Marcos 1:10)
El agua tiene tantos significados, que es difícil hablar sobre ella. Es un símbolo de vida: nos formamos y desarrollamos en agua dentro del cuerpo de nuestra madre; cuando llega el momento de nacer, un torrente de agua da el aviso. El agua es indispensable para la vida y la salud: pocas personas pueden vivir más de tres días sin beber agua, ¿y quién quiere pasar muchos días sin poder lavarse?
Pero el agua también es un símbolo de muerte. Hay personas que mueren en inundaciones o debido a la fuerza de las olas o corrientes marinas. Y las enfermedades que llenan el cerebro, el corazón o los pulmones de agua también pueden matar, incluso estando en tierra seca.
Quizás sea por eso que Jesús eligió el agua para marcar el comienzo de su ministerio público. Cuando Juan lo bautizó, Jesús se sumergió en el agua y volvió a salir. Esto es un simbolismo o prefigura de lo que iba a hacer al final de su ministerio público, cuando libremente fue a la muerte para salvarnos y luego resucitó nuevamente a la vida.
Jesús nos mostró el camino a través de su Bautismo. El apóstol Pablo nos recuerda: “¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Porque por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte para que, así como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva” (Romanos 6:3-4).
Al comienzo de su ministerio Jesús nos muestra el camino a través de las aguas de la vida y la muerte y nos ofrece un nuevo nacimiento a través del Bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. La muerte sigue estando, sí; la muerte por nuestra vieja naturaleza pecadora, por el mal que nos acosa e infecta nuestro corazón y mente. Y eso nos asusta. Pero Jesús ya conquistó la muerte y, a través del Bautismo, nos hace hijos amados de Dios y nos promete la vida eterna junto a él.
ORACIÓN: Señor Jesús, gracias por el don de la vida a través del Bautismo. En este día y cada día de mi vida, ahoga el pecado que hay en mí y levántame para vivir contigo en gozo y paz. Amén.
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