Tema de la Semana: Ama a Dios
La vida cristiana está marcada por la sencillez. Jesús resumió nuestro propósito con dos declaraciones: ama a Dios y ama a la gente. Pero en nuestra humanidad hemos hecho complejo lo que Dios diseñó para ser pacífico, lleno de propósito y sencillo. A. W. Tozer comenta en La búsqueda de Dios: “Cada época tiene sus propias características. En este momento estamos en una época de complejidad religiosa. La sencillez que está en Cristo rara vez se encuentra entre nosotros. En su lugar, hay programas, métodos, organizaciones y un mundo de actividades frenéticas que ocupan tiempo y atención pero que nunca pueden satisfacer el anhelo del corazón. La superficialidad de nuestra experiencia interior, el vacío de nuestra adoración y la imitación servil del mundo que marca nuestros métodos de promoción, testifican que hoy solo conocemos a Dios de manera imperfecta, y a su paz casi ni la conocemos. Aún si en medio de todos los aspectos religiosos externos fuéramos capaces de encontrar a Dios, recién allí podríamos transitar el camino de la sencillez”. Que esta semana podamos descubrir la paz y la alegría que se obtienen al buscar un cristianismo sencillo.
Una vida de sacrificio
Pasaje Bíblico: “Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga”. Lucas 9:23
Devocional:
Vivir para nuestro propio beneficio le agrega estrés, presión y caos a la vida, robándonos con éxito toda la paz trascendente que la vida sacrificial nos puede brindar. De ninguna manera hemos sido creados para ser nuestros propios proveedores o sustentadores. No estamos hechos para desarrollar nuestra propia fuente de alegría y propósito. La única manera de encontrar una paz duradera es rendirnos por completo a la intención de Dios para nosotros: una vida de sacrificio total.
Jesús fue nuestro modelo perfecto; hizo todo de acuerdo con la perfecta y agradable voluntad del Padre. Él dijo en Lucas 9:23-25: “Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo?”. Jesús dejó claro que el sacrificio es la puerta de entrada para encontrar la vida que Dios quiere para nosotros. Es el camino que conduce a la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial.
Si eres como yo, vivir la vida sacrificial inicialmente suena terrible e inalcanzable. Se siente imposible basado en experiencias pasadas y deseos egoístas presentes. Pero necesitamos tomarnos un tiempo para conocer al Dios ante quien estamos sacrificando nuestras vidas. Necesitamos renovar nuestra mente de acuerdo al amor perfecto de Jesús, quien dio su propia vida por nosotros antes de pedirnos que sigamos sus pasos. La vida que Dios quiere para ti es mejor que cualquier cosa que puedas descubrir por ti mismo. Si él te está pidiendo que vivas sacrificialmente, eso es total y perfectamente para tu beneficio.
No estamos sacrificando nuestras propias voluntades, proyectos y sueños a un Dios que tiene planes menos satisfactorios para nuestras vidas. No estamos rindiendo una vida mejor y más feliz por algo menor, aburrido o sin sentido. Jesús dijo en Juan 10:10: “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”. Dios tiene planes más grandes de lo que jamás podríamos pedir o imaginar si somos capaces de dejar nuestros sueños para darle espacio a los suyos. Él tiene una alegría inimaginable para nosotros si intercambiamos lo que nos ha hecho temporalmente felices por sus sueños y visiones que están llenos de propósito, significado y aventura.
Jesús voluntariamente dio su vida y recibió todo lo que había soñado: restablecer la relación contigo. ¿Qué te espera hoy al otro lado del sacrificio? Averigua cómo rendirte durante la oración guiada.
Guía de Oración:
1. Medita en el mandamiento de Jesús para que vivas tu vida sacrificialmente. Reflexiona sobre el deseo de Dios de guiarte a una vida abundante a través de la entrega y el sacrificio.
“Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo?”. Lucas 9:23-25
“Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”. Juan 10:10
2. ¿Qué necesitas para rendirte al Padre? Qué sueño, idea, persona o posesión te está robando la vida abundante que Dios desea para ti. ¿En qué necesitas vivir sacrificialmente para experimentar más a Jesús? Rinde lo que se interponga en tu camino y la vida abundante que Dios tiene para ti.
“No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre”. 1 Juan 2:15
3. Elige hoy vivir sacrificialmente. Pídele al Espíritu Santo que te haga saber la voluntad del Padre como lo hizo con Jesús, y comprométete a cumplir lo que te pida que hagas.
“La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios,
no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y, al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!”. Filipenses 2:5-8
Tomar tu cruz no es un peso que tiene la intención de cargarte y restringirte, sino una oportunidad de vivir en la presencia, la paz y el propósito de Dios. Hay una libertad reservada para ti a través del sacrificio. Hay un propósito y gozo en dar tu vida por Dios y por los demás. Si recibes la perspectiva y el coraje para seguir la voluntad de Dios para tu vida, descubrirás más paz, coherencia, pasión y dirección de lo que nunca creíste posible.
Lectura Complementaria: Filipenses 2
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