Tema de la Semana: Ama a la Gente
Amar a los demás es uno de los mandatos más importantes y difíciles que Jesús nos dio. Somos un pueblo desordenado, quebrantado, necesitado y pecador. Tratamos constantemente con nuestras propias heridas y con las de los demás. Debido a que no hay una persona perfecta, el fundamento para amar a los demás no debe estar en el mérito o en el valor de las personas. El fundamento del amor debe venir del Dios que es el amor. Como creyentes, debemos estar constantemente conectados con el amor y la gracia de nuestro Padre celestial para que podamos amar a los demás de manera desinteresada y poderosa. Que esta semana recibas el amor de tu Padre y que tengas el poder de amar a los demás mientras buscamos obedecer cada vez mejor el mandato de Jesús de amar a la gente.
Ama a la iglesia
Pasaje Bíblico:“De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”. Juan 13:35
Devocional:
Las palabras de Jesús en Mateo 6:9 cambiaron radicalmente la manera en que el pueblo de Dios debe relacionarse con él. La Biblia dice: “Ustedes deben orar así: ‘Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre’”. Por medio de Jesús, ahora nos presentamos ante Dios como sus hijos. Y porque Dios es nuestro Padre, los hermanos creyentes ahora son nuestra familia espiritual. Otros discípulos de Jesús son nuestros hermanos y hermanas, y la iglesia es ahora una reunión familiar espiritual diseñada para centrarse en el amor y la bondad de nuestro Padre.
1 Juan 3:1 dice: “¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!”. Hemos sido llevados a la comunión unos con otros porque Dios nos ama. Somos hijos de Dios porque anhela tener con nosotros la relación de un padre con sus hijos. De hecho, Dios creó la unidad familiar para ser un reflejo terrenal de la familia celestial de Dios.
Y la Biblia deja claro que es increíblemente importante que los hijos de Dios se amen unos a otros. Colosenses 3:12-15 dice: “Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto. Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo”. Para que la iglesia funcione como “un solo cuerpo”, sus miembros deben comprometerse a amarse unos a otros como Cristo nos ha amado. La iglesia requiere actos desinteresados de gracia, amor, honor y respeto. Requiere compromiso sacrificial. Pero el resultado es una unión gloriosa fundada y alimentada por la profundidad del amor de Dios.
El mundo vendrá a unirse a nuestra familia a medida que nos amemos cada vez más. Jesús dijo en Juan 13:35: “De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”.
Al mundo no le atraen las reglas y regulaciones, y ciertamente no es seducido por el drama, las peleas, las disputas, las calumnias y la división. El mundo necesita una relación real y amorosa con Dios y su familia. El mundo necesita amor.
Que seas un hijo de Dios comprometido con su pueblo. Que puedas recibir y dar la gracia de tu Padre celestial a todos los que él ha traído a tu familia espiritual. Que ames a tus hermanos y hermanas en Cristo para que el mundo pueda conocer el amor del Padre cuando te vean. Permite que Dios te llene y que te permita amar bien a la iglesia al entrar en la oración guiada.
Guía de Oración:
1. Medita en el deseo de Dios de que ames sacrificadamente a la iglesia.
“Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto. Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo”.Colosenses 3:14-15
“Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente”. Romanos 12:10
“No ruego solo por estos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado”. Juan 17:20-21
2. Reflexiona sobre tu corazón por la iglesia. Permite que Dios te llene con un mayor deseo de amar a los demás en la familia de Dios. Arrepiéntete si de una manera u otra has hecho que la iglesia sea algo distinto a amar a Dios y a sus hijos.
3. Pídele a Dios que te dé poder para amar sacrificialmente a los miembros de tu iglesia. Pídele que te llene de gracia y amor por sus hijos. Pasa tiempo descansando en su presencia y tomando nota de lo que siente por la gente. Permite que sus deseos para la iglesia se conviertan en tus deseos.
“Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular. En él todo el edificio, bien armado, se va levantando para llegar a ser un templo santo en el Señor. En él también ustedes son edificados juntamente para ser morada de Dios por su Espíritu”. Efesios 2:19-2t
Dios ha colocado dentro de ti un amor que puede cambiar la trayectoria de las vidas humanas. Que amar a los demás se convierta cada vez más en una extensión natural de tu relación con Dios. Que puedas llenarte de su corazón por los demás diariamente, mientras pasas tiempo con él. Que él te use de manera poderosa para traer su reino a la tierra, dondequiera que vayas.
Lectura Complementaria: Efesios 2
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