Tema de la Semana: El Perdón
Perdonar a los demás es uno de los aspectos más difíciles e importantes de la vida cristiana. La Biblia claramente nos ordena perdonar; Dios anhela que seamos formados a su imagen para que podamos ser modelos del amor que se nos ha mostrado en un mundo que no conoce la misericordia. Anhela que ofrezcamos gracia y perdón a los que no lo merecen, así como se nos ofreció gracia y perdón cuando no lo merecíamos. Que puedas estar lleno de coraje y audacia para ofrecer el perdón a aquellos que necesitan desesperadamente la gracia, y que el amor de Dios brille a través de ti al ejercer tu llamado como ministro de reconciliación.
Viviendo sin expectativas de perfección
Pasaje Bíblico:“Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios”. Romanos 3:23
Devocional:
Uno de los aspectos más vitales de perdonar continuamente es vivir sin esperar la perfección de los demás. Nunca te encontrarás con un humano perfecto, todos nosotros sufrimos la misma condición pecaminosa y quebrantada. Como creyentes, nuestras vidas son un reflejo de la gracia de Dios que transforma lo que una vez fue completamente pecaminoso en imágenes de su amor; pero incluso en este reflejo, nunca experimentaremos la perfección hasta que pasemos de este mundo al siguiente y vivamos en una relación perfecta y sin inhibiciones con nuestro Padre celestial.
El Salmo 103:10-14 muestra cómo nos ve Dios con respecto a nuestro pecado. Que la perspectiva de nuestro Padre celestial sea nuestro modelo de perdón:
“No nos trata conforme a nuestros pecados ni nos paga según nuestras maldades. Tan grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra. Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente. Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos. Él conoce nuestra condición; sabe que somos de barro”.
Dios nos ofrece amor, gracia, compasión y perdón continuos porque sabe que venimos del polvo y volveremos al polvo una vez más. Él conoce los pecados y los síntomas de quebrantamiento que nos enredan y nos ofrece perdón por nuestro pecado y gracia para vivir rectamente en el futuro. Si alguna vez vamos a vivir en la plenitud de la vida disponible para nosotros, debemos aprender a ser como nuestro Padre. Debemos aprender a vivir sin una expectativa de perfección de nadie. No es pesimista ver a todos como imperfectos. Más bien, es una perspectiva que nos permitirá amar y disfrutar a los demás al máximo.
Nuestro Padre celestial anhela guiarnos a un estilo de vida de perdón porque él anhela que vivamos con la plenitud de la alegría. El mayor deleite de nuestro Dios es la relación con su pueblo, y fue en el perdón por la muerte de Jesús que la relación restaurada se hizo posible. Estamos hechos a imagen del Padre. Estamos creados para disfrutar de la comunión unos con otros, sin la amargura y el resentimiento que proviene de la falta de perdón. Estamos hechos para tener nuestros corazones abiertos y llenos de amor los unos por los otros. Pero para vivir la vida abundante, debemos liberarnos de colocar a otros en una plataforma de perfección que nunca alcanzarán.
Tómate un tiempo en la oración guiada para permitir que Dios te llene con su perspectiva. Permítele liberarte de la expectativa de perfección de los demás. Romanos 3:23 dice: “Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios”. Que puedas ser como tu Padre celestial: lleno de amor, gracia y perdón para todos aquellos que no alcanzan la perfección a tu alrededor.
Guía de Oración:
1. Medita en la naturaleza de nuestra imperfección como humanos. Permite que la palabra de Dios te llene de gracia por los pecados y errores de otros.
“No hay en la tierra nadie tan justo que haga el bien y nunca peque”. Eclesiastés 7:20
“Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios”. Romanos 3:23
2. ¿A quién has estado elevando al estado de perfección? ¿A quién necesitas ofrecerle gracia por no haber cumplido tus expectativas?
3. Pídele al Señor que te llene con gracia, misericordia y perdón para los demás. Pídele que te dé su perspectiva. Permite que el Espíritu Santo te guíe a una mayor porción de gozo y vida mientras liberas a otros de la expectativa de la perfección.
“No nos trata conforme a nuestros pecados ni nos paga según nuestras maldades. Tan grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra. Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente. Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos. Él conoce nuestra condición; sabe que somos de barro”. Salmo103:10-14
Junto con liberar a otros de la expectativa de la perfección, si también nos ofrecemos a nosotros mismos la misma gracia y misericordia que nuestro Padre celestial hace, experimentaremos nuevos niveles de alegría y libertad. Si bien Dios nos ha ofrecido un camino hacia la libertad total del pecado, él tiene plenitud de compasión por nuestras debilidades. No te esfuerces por la perfección en tus obras, sino que busca una relación más profunda con el Dios de amor y gracia. No fuiste creado para vivir perfectamente en tu propia fuerza, sino para conocer el amor del Padre y permitirle que te capacite para la vida a la que has sido llamado. Que puedas liberarte de la carga de perfección y busques una mayor intimidad con tu Padre celestial.
Lectura Complementaria: Salmo 103
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