Tema de la Semana: Encontrando a Dios
Tener encuentros constantes y transformadores con Dios mientras estamos en esta tierra es fundamental para la vida cristiana. Nuestro Dios no nos ha dejado abandonados. A través del sacrificio de Jesús hemos sido llenos con el mismo Espíritu de Dios que anhela revelarnos diariamente la cercanía y el amor de nuestro Padre celestial. Nunca estamos solos. No hay donde podamos huir de la presencia de nuestro Dios. Que esta semana esté llena de encuentros transformadores con el Dios vivo mientras aprendemos qué es buscar el rostro de quien nos ha formado, nos conoce y nos ama incondicionalmente.
Encontrando a Dios a través de la fe
Pasaje Bíblico:“En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan”. Hebreos 11:6
Devocional:
Por fe entramos en la sala del trono de Dios y tenemos un encuentro auténtico y transformador con nuestro Creador. Por fe aceptamos el don gratuito de la salvación eterna. Por fe creemos que algún día viviremos en el cielo con nuestro Padre, y es también por fe que buscamos la plenitud de nuestra relación con Dios mientras estamos en la tierra.
Hebreos 11:6 dice: “En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan”. El Señor anhela recompensarte con su presencia y desea hacerlo abundantemente. Puedes tener encuentros continuos y transformadores con Dios, pero para buscar a Dios debes tomarle la palabra: debes creer que te recompensará por su gran bondad cuando vengas a él con fe.
Romanos 10:17 dice: “Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo”. La fe es simplemente una respuesta a las promesas y la fidelidad de Dios. Podemos tener fe porque nuestro Dios ha demostrado ser totalmente fiel. Cuando en Apocalipsis 3:20 dice “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”, te está haciendo una promesa fundamental.
El Señor llama a la puerta de tu corazón y desea reunirse contigo. Te está pidiendo que tengas la fe para hacer espacio en tu vida, abrir tu corazón a él como un acto de confianza y reunirte con él. Su presencia está completamente disponible para ti. El velo que nos separaba de la presencia de Dios fue rasgado por el poder del sacrificio de Jesús.
Hebreos 10:22 dice: Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura”. Oro para que tu corazón se llene de la seguridad que viene de la fe en respuesta a la fidelidad de Dios. Oro para que puedas buscar apasionadamente encuentros consistentes con tu amoroso Padre celestial. Oro para que hoy tu fe sea recompensada con la poderosa presencia del Dios vivo. Y oro también para que tu vida sea cambiada para siempre al comprobar cuán amoroso es tu Padre y cuán cerca está de ti.
Guía de Oración:
1. Medita sobre la importancia de acercarte a Dios con fe.
“En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan”. Hebreos 11:6
“Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración”. Mateo 21:22
2. Ven ante el trono de tu Dios con fe para que te guíe a tener un encuentro con su amor.
“Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura”. Hebreos 10:22
“Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”. Apocalipsis 3:20
3. Descansa en la presencia de tu Padre celestial. Permite que su amor ponga un fundamento de gracia, gozo, paz y propósito en tu corazón.
“Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón”. Jeremías 29:13
Que el Salmo 139:7-12 llene tu corazón de fe para experimentar la cercanía de tu Padre:
“¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí. Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría,
¡me sostendría tu mano derecha! Y, si dijera: ‘Que me oculten las tinieblas; que la luz se haga noche en torno mío’, ni las tinieblas serían oscuras para ti, y aun la noche sería clara como el día. ¡Lo mismo son para ti las tinieblas que la luz!”.
Lectura Complementaria: Salmo 139
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