Tema de la Semana: Encontrando a Dios
Tener encuentros constantes y transformadores con Dios mientras estamos en esta tierra es fundamental para la vida cristiana. Nuestro Dios no nos ha dejado abandonados. A través del sacrificio de Jesús hemos sido llenos con el mismo Espíritu de Dios que anhela revelarnos diariamente la cercanía y el amor de nuestro Padre celestial. Nunca estamos solos. No hay donde podamos huir de la presencia de nuestro Dios. Que esta semana esté llena de encuentros transformadores con el Dios vivo mientras aprendemos qué es buscar el rostro de quien nos ha formado, nos conoce y nos ama incondicionalmente.
Encontrando a Dios a través de la oración
Pasaje Bíblico:“Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes”. Jeremías 33:3
Devocional:
A través de la oración tenemos acceso a encuentros profundos con el corazón y la mente de nuestro Padre celestial. Jeremías 33:3 dice: “Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes”. Dios anhela que acudamos a él como nuestra fuente de vida, sabiduría, guía y verdad. Anhela responder a nuestros llamados guiándonos hacia un estilo de vida en el que continuamente buscamos y recibimos revelación de su palabra y su Espíritu. Pero para que realmente podamos comprometernos con Dios en oración, debemos aprender lo que significa escuchar.
La Madre Teresa dijo: “La oración no es pedir. La oración es ponerse en las manos de Dios, a Su disposición, y escuchar Su voz en lo profundo de nuestros corazones”. Creo que oramos incorrectamente como creyentes no por falta de un deseo ferviente de Dios, sino por una falta de conocimiento y experiencia. ¿Sabes y crees que realmente puedes ponerte en manos de tu Padre celestial y escuchar su voz como lo hizo la Madre Teresa? ¿Sabes que tu Creador anhela abrir tus ojos y tu corazón para que puedas conocer su amor, su voluntad y su naturaleza divina?
Tomarse el tiempo para escuchar a Dios en oración es el núcleo central de la espiritualidad cristiana. Es una habilidad de altísimo valor que solo se aprende con paciencia, repetición y fe. Puedes escuchar a Dios porque él quiere hablar contigo. No tienes una habilidad inherente para escuchar a Dios menor que yo, que la Madre Teresa o que cualquiera de los discípulos. Aquellos que escuchan a Dios son simplemente aquellos que hacen espacio y buscan su voz.
El Salmo 46:10 dice: “Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las naciones!¡Yo seré enaltecido en la tierra!”. En la quietud conocemos más y más quién es realmente Dios. Dios anhela convertirnos en un pueblo que lo conozca de la misma manera que tú conoces a tu familia y amigos. Desea convertirnos en un pueblo que viva, piense y trabaje a partir de verdaderos encuentros con él. Aprender a encontrar a Dios a lo largo de tu vida diaria comienza con quedarte solo, en el lugar secreto, aquietando tu corazón y creciendo en tu conocimiento de Dios. Jesús nos enseñó en Mateo 6:5-6:
“Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará”.
Que hoy busques conocer más a tu Padre celestial y que lo encuentres al entrar en el lugar secreto, al calmar tu corazón y escucharlo en oración la guiada.
Guía de Oración:
1. Medita sobre la importancia de escuchar a tu Padre celestial en oración. Permite que la Biblia estimule tu fe y tu deseo de conocer a tu Creador al estar quieto, abrir tu corazón y escuchar.
“Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las naciones! ¡Yo seré enaltecido en la tierra!”. Salmo 46:10
“Hijo mío, si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos; si tu oído inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia; si llamas a la inteligencia y pides discernimiento; si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido, entonces comprenderás el temor del Señor y hallarás el conocimiento de Dios”. Proverbios 2:1-5
“Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”. Apocalipsis 3:20
2. Pídele al Señor que se te revele hoy en tu lugar secreto. Pídele que te guíe a tener un encuentro con él para que puedas conocer cada vez más su corazón.
“Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén”. 2 Pedro 3:18
3. Tómate un tiempo simplemente para escuchar a Dios. Él sabe lo que necesitas incluso antes de que se lo pidas. Él te dirá exactamente lo que necesitas escuchar. Presta atención a cómo te sientes cuando acallas tu corazón. Presta atención a los pensamientos e ideas que él coloca en tu corazón. Presta atención a cualquier deseo que cambie.
“Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes”. Jeremías 33:3
El Hermano Lorenzo dijo: "No hay en el mundo una vida más dulce y placentera que la vida que es una conversación continua con Dios". Reunirte con Dios de manera consistente es la base para todo lo que Dios desea darte en esta vida. Toda la vida abundante proviene de los encuentros íntimos y continuos con tu Padre celestial. Que tus oídos y tu corazón se abran para conocer el amor, la gracia y el propósito de tu Padre para tu vida. Que experimentes cada vez más el gozo de la intimidad con el Dios de amor, y que tu corazón cobre vida en la quietud de encontrarse con el Dios que habita en toda la eternidad.
Lectura Complementaria: Salmo 42
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