Tema de la Semana: Visión y Límites
Servimos a un Dios de límites. En su capacidad ilimitada, creatividad infinita y existencia ilimitada, aun así, eligió crear límites; tuvo una visión de lo que era bueno, correcto, agradable y perfecto. Y como hijos hechos a su imagen, debemos vivir, pensar y crear como él lo hace. En un mundo marcado por el ajetreo de oportunidades aparentemente infinitas, ahora más que nunca es importante para nosotros crear límites. Que encuentres libertad y gozo esta semana al recibir visión y establecer límites bajo la dirección del Espíritu Santo.
Visión para ti mismo
Pasaje Biblico:
“Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”. Juan 10:10
Devocional:
Durante mucho tiempo creí que todo lo que Dios quería de mí era más. Temía que me llevara a más trabajo, más generosidad, más sacrificio y menos diversión. Veía a Dios y a la diversión como mutuamente excluyentes, como si él fuera el gran mata-gozo cósmico que solo quería que cantara, ayunara, orara y evangelizara.
Envuelto en todos mis conceptos erróneos, subyacía un punto de vista muy centrado en mí mismo. Pensaba que, si no trabajaba incansablemente día tras día para el reino, la voluntad de Dios no iba a cumplirse. Es como que creía que yo era el salvador, la única esperanza del mundo, y todos estos conceptos erróneos me llevaron a tener un peso constante del que parecía no poder salir. Pero Isaías 55:10-11 dice:
“Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá sin regar antes la tierra
y hacerla fecundar y germinar para que dé semilla al que siembra y pan al que come, así es también la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos”.
Lo cierto es que Dios tiene buenas obras preparadas ante mí todos los días; él tiene un plan para mí que impactará la eternidad. Pero su principal deseo en todo lo que me pide es que lo hagamos juntos. Él no me necesita, Él me quiere. Él no es un capataz y yo no soy su esclavo. Más bien, se llama a sí mismo mi Padre celestial, y debo verme a mí mismo como su hijo, un coheredero con Cristo.
Dios no desea que mueva un dedo si no es por amor a él. Él no necesita ni quiere que ninguna de mis obras surja desde un lugar de esfuerzo. Él no necesita ni quiere una actividad insignificante, un sí reacio, palabras programadas u ofrecimientos con fuerzas agotadas. Permite que el impacto total de 1 Corintios 13:1-3 golpee hoy tu corazón. Léelo despacio. Permite que cambie tu percepción de lo que hay en el corazón de Dios:
“Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso”.
En respuesta a la verdad de la palabra de Dios, necesitamos tener una visión para nosotros mismos. Necesitamos establecer límites alrededor de nuestra propia salud emocional, física y espiritual. Necesitamos permitir que Dios atienda a nuestros corazones cansados, cambie nuestras perspectivas sobre el trabajo y nos permita vivir una vida marcada por la abundancia interna. ¿Qué necesitas hoy para disfrutar de la vida? ¿Qué puedes hacer con Dios en lugar de para Dios? ¿Qué usaría él no para dejarte vacío sino para llenarte hasta el desborde?
Al entrar en un tiempo de oración guiada, que puedas liberarte hoy de la mentalidad de esclavo para vivir con la alegría y la paz de un hijo del Único, el Verdadero Dios.
Guía de Oración:
1. Medita en la soberanía y omnipotencia de tu Padre celestial. Reflexiona sobre su imparable habilidad para cumplir su voluntad.
“Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá sin regar antes la tierra
y hacerla fecundar y germinar para que dé semilla al que siembra y pan al que come, así es también la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos”. Isaías 55:10-11
2. Medita en el deseo de Dios por el amor por sobre la actividad.
“Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso”. 1 Corintios 13:1-3
3. ¿Cómo sería vivir una vida abundante hoy? ¿Cómo puedes crear límites alrededor de lo que necesitas para vivir una vida abundante? ¿Qué usaría Dios hoy para llenarte y satisfacer los lugares secos y cansados de tu corazón? Tómate un tiempo para descansar en el amor de Dios.
“Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”. Juan 10:10
El mejor límite para mantener un sentido de salud es tener un día libre semanal. Génesis 2:3 nos dice: “Dios bendijo el séptimo día, y lo santificó, porque en ese día descansó de toda su obra creadora”. Descansar es santo. Es una declaración para ti y para el mundo de que la vida es mucho más que trabajo. Es un recordatorio de que el trabajo es solo una manera de vivir en relación con Dios. Que encuentres gracia y coraje para vivir en línea con la cultura del reino de Dios al establecer límites alrededor de lo que necesitas para vivir una vida abundante.
Lectura Complementaria: Mateo 11
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