Tema de la Semana: Conociendo el Corazón de Dios
Uno de los mayores privilegios como hijo de Dios es que podemos tener el corazón de nuestro Padre celestial. No tenemos que preguntarnos cómo se siente con respecto a nosotros. No tenemos que preguntarnos si nos guiará, si nos ama o si se preocupa por nosotros. A través del Espíritu Santo tenemos acceso continuo y gratuito al corazón de Dios. Que esta semana tu relación con Dios se vuelva más profunda y más libre a medida que aprendemos cómo tener el corazón de Dios.
Revelación continua
Pasaje Bíblico:
“¡Refúgiense en el Señor y en su fuerza, busquen siempre su presencia!”. 1 Crónicas 16:11
Devocional:
Buscar a Dios no tiene que tratarse de un evento que ocurra una sola vez. No estamos destinados a gastar todo el combustible en un solo encuentro ocasional con el amor de nuestro Padre. Más bien se trata de buscar y encontrar el corazón de Dios haciendo de ello el fundamento de todo lo que hacemos. Es estar entrelazados con él en nuestros pensamientos, acciones y emociones. Dios quiere revelarse a nosotros si estamos en casa, trabajando, viendo películas, en un servicio religioso o saliendo con amigos. La vida con Dios está planteada para ser una revelación continua de su corazón.
En Jeremías 29:13-14, Dios dice: “Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón”. Dios anhela ser encontrado por nosotros. Desea que busquemos una revelación de su naturaleza invisible, su amor incondicional y su abundante gracia. Quiere que probemos y veamos que él es bueno (Salmo 34: 8). Cuando busques a Dios no serás defraudado. Cuando busques conocer la voluntad, los atributos, los sentimientos y la realidad de tu Padre celestial, encontrarás lo que buscas. Su presencia es su promesa.
Paso demasiado tiempo de mi día lejos de tener una revelación del corazón de Dios. Sufro por inseguridades, desilusiones, miedo, dudas y preocupación como si estuviera solo. Encaro mi vida con mis propias manos y trabajo para sentirme valorado, lucho por lo que siento que se me debe, tengo ganas de abandonar cuando fracaso, y me sumerjo en mi incapacidad de vivir la vida perfectamente, cuando todo el tiempo mi Padre celestial espera haciendo señas con su gracia, para que simplemente yo le pida por su corazón. Todo el tiempo él anhela enraizarme y arraigarme en su amor, que no se basa en lo que hago, sino en su carácter inquebrantable e inmutable.
La mejor noticia que tenemos hoy es que Dios está disponible para nosotros. Está listo y dispuesto a derramar un amor tan enriquecedor, tan real y tan poderoso que lo cambia todo. Él está llamando a la puerta de nuestros corazones esperando que simplemente nos tomemos el tiempo para abrirle y dejarlo entrar. Tómate el tiempo hoy mientras entramos en la oración guiada para buscar una revelación nueva del corazón de Dios. Comienza un estilo de vida de búsqueda continua del Señor dándole todo lo que tienes en este momento: tú mismo. Que hoy seas capaz y libre para vivir en comunión con tu amoroso Padre celestial.
Guía de Oración:
1. Reflexiona sobre la importancia de buscar a Dios continuamente para poder encontrarlo constantemente.
“‘Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón. Me dejaré encontrar’ —afirma el Señor”. Jeremías 29:13-14
“¡Refúgiense en el Señor y en su fuerza, busquen siempre su presencia!”. 1 Crónicas 16:11
2. Pídele a Dios hoy una nueva revelación de su corazón. Tómate el tiempo para tranquilizarte y abre tu corazón para recibir.
3. Pasa algún tiempo en soledad simplemente estando con Dios. En lugar de hacerle preguntas, anota lo que estás descubriendo acerca de su persona. Escribe cómo te sientes, los aspectos de tu carácter que estás evaluando y lo que crees que él te está diciendo.
“Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios”. Salmo 46:10
A veces simplemente estar con Dios nos enseña más que mil preguntas que él podría responder. Al estar quietos y sabiendo que él es Dios, aprendemos la realidad de su presencia y la comunión que tenemos con él. Descubrimos su personalidad y aprendemos a confiar en su mansa calma. No hay nada más reconfortante que sentarse con él y simplemente saber que le pertenecemos. Que hoy encuentres paz y consuelo en la cercanía de Dios.
Lectura Complementaria: Salmo 46
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