Tema de la Semana: Compartiendo el Corazón de Dios
En respuesta a nuestro conocimiento del corazón de Dios estamos llamados a compartir las maravillas de su naturaleza invisible con un mundo que lo necesita desesperadamente. Dios ha elegido usarnos para revelarse. Él nos llenó con el Espíritu y nos dio poder para proclamar las buenas nuevas de la salvación y la relación restaurada con nuestro Creador. Que esta semana descubras que fuiste hecho para compartir el corazón de Dios y que encuentres gozo y pasión en el anhelo de Dios de usarte de maneras poderosas y únicas.
Evangelismo
Pasaje Bíblico:
“Les dijo: ‘Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura’”. Marcos 16:15
Devocional:
La idea del evangelismo siempre ha sido aterradora para mí. Acercarse a alguien e interrumpir su día para hablarle de Jesús, no importa cuán real y bueno sea, nunca me ha resultado cómodo. Pero no puedes leer la Biblia y escapar del mandato de Dios de compartir el evangelio. No puedes leer el Nuevo Testamento y descartar la realidad de que los discípulos se dieron por completo, hasta el punto de la muerte, para que el mundo pueda conocer a Jesús.
Versículos como Marcos 16:15-16 no podrían ser más claros. Jesús nos ordena: “Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado”. El evangelismo debe a ser parte de nuestras vidas normales, no es solo para unos pocos. No es solo para pastores o para los intensamente extrovertidos: es para ti y para mí.
Cuando evalúo mi propio corazón descubro que mis temores relacionados con el evangelismo son completamente egoístas. De hecho, no sé si podría hacer algo más egoísta que retener la única esperanza para el mundo solo para proteger mi propia imagen. Jesús es claro en Marcos 16:16 cuando dice que los que no creen en él serán condenados. Es como si yo tuviera la cura para una enfermedad mortal y, en lugar de sacrificar mi imagen y amar a los demás compartiendo la única cura, simplemente dejo que sigan sufriendo.
Al meditar en mi propio corazón me doy cuenta de que la manera de comprometerme con el evangelismo es superándome a mí mismo. ¿Es mi imagen realmente tan importante que vale la condenación de otra persona? ¿Son las opiniones de los demás realmente tan importantes para mí como para que les oculte la vida eterna y abundante con un Dios que los ama implacable y perfectamente?
Estoy hecho para compartir la luz de Dios. Mi rey me ha encargado que salga y comparta su corazón. Es hora de que obedezcamos el mandato de Dios en Filipenses 2:3: “No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos”. Claro, la gente podría pensar que soy raro. Claro, podría ser un poco incómodo. Pero Dios está buscando los corazones de las personas que creó y me ha llamado a ayudar. Que seamos de los que dejan de lado el orgullo, buscan la humildad y aman a otros cueste lo que cueste. Que seamos tan audaces como para poner nuestros ojos en el cielo y sacrificar esta vida por la eternidad. Que el mundo cambie a nuestro alrededor cuando proclamemos con humildad y valentía la bondad de nuestro Padre celestial.
Guía de Oración:
1. Medita en el llamado de Dios para que te involucres en el evangelismo.
“Les dijo: ‘Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado’”. Marcos 16:15
“Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Lucas 19:10
“Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: ‘En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios’”. 2 Corintios 5:20
2. ¿Cuáles son tus miedos con respecto al evangelismo? ¿Qué te impide contarle a los demás las buenas nuevas del amor incondicional de Dios?
3. Tómate tiempo para humillarte ante Dios y los demás. Pídele gracia para amar a los demás por encima de ti. Pon tus ojos en él y abre tu corazón para recibir su afecto.
En la conclusión de Jesús de la Gran Comisión, él les dice a sus discípulos: “Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. (Mateo 28:20). Nuestro poder para el evangelismo es que Dios está con nosotros. Él no nos envía solos. Su amor, poder y presencia están totalmente disponibles para nosotros cuando buscamos compartir el evangelio con otros. Cuando le cuentes a otros sobre Jesús, no hables de él como si él no estuviera contigo. No ores como si no se moviera y obrara milagros. En cambio, comparte la realidad de la cercanía de Dios con un mundo que necesita ser tocado por una revelación de su amor. Que puedas tener el poder de compartir el evangelio con alguien hoy para que pueda conocer el poder y la presencia de Dios.
Lectura Complementaria: Mateo 28
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