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Las parábolas del tesoro escondido y de la perla de gran valor - Primeros15 - 8 de Mayo


Tema de la Semana: Las Parábolas

A Jesús le encantaba usar historias para ilustrar conceptos profundos y transformadores. Le encantaba usar entornos, personajes e ideas reales y genuinos que pudieran aplicarse a todos nosotros para revelar el corazón de Dios, lleno de búsqueda y amor. Esta semana vamos permitir que las parábolas de Jesús hablen directamente a nuestras situaciones, formas de pensar y creencias fundamentales, acerca de quién es Dios. Abre tu corazón y tu mente para ser transformado por las poderosas y cautivadoras historias de Jesús.      

Las parábolas del tesoro escondido y de la perla de gran valor

Pasaje Bíblico: “El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo”. Mateo 13:44

Devocional: 

Si solo pudieras tener una cosa en la vida, ¿cuál sería? Dale una mirada honesta a tu corazón por un minuto. ¿Qué es lo que más amas? ¿Por qué renunciarías a todo lo demás?

¿Me creerías si te dijera que la respuesta de tu Padre celestial a esas preguntas eres tú? ¿Que tú eres lo que más ama el Creador del universo? ¿Creerías que renunciaría a todo para tener una relación contigo? Escuché un sermón totalmente transformador del pastor Robert Morris, de Gateway Church, en el que demostró, al observar Génesis 2, que el mayor deseo de Dios es la relación con nosotros. Después de que Dios crea a Adán a su propia imagen, él dice: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada”. (Génesis 2:18). Dios trae a cada animal creado antes de Adán para ver si considera que alguno de ellos es adecuado como un ayudante, y Génesis 2:20 dice: “Sin embargo, no se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre”. Entonces, sin consultar a Adán, Dios lo duerme y forma una mujer con una de sus costillas Al despertar y ver a la mujer, Adán dice: “Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará “mujer “porque del hombre fue sacada”. (Génesis 2:23). ¿Cómo sabía Dios que Adán querría a una mujer como su ayudante? ¿Cómo sabía Dios que ella sería el deseo de su corazón? Dios sabía que Adán anhelaba una novia porque Adán fue hecho a la imagen de Dios, y el mayor deseo de Dios es tener una relación con nosotros, a quienes la Biblia llama su Novia.

Deja que la verdad de este deseo de Dios penetre en tu interior por un minuto. De todo que Dios ha creado o podría haber creado, lo que él más desea es la relación contigo. Y tanto deseaba que lo conocieras plenamente que envió a Jesús a morir para que fuera posible restaurar la relación. Dios nos llama hacia sí mismo diariamente con su amor. Se para ante la puerta de nuestro corazón y nos llama, haciéndonos señas con su bondad amorosa, para que simplemente vengamos a conocerlo.

Una vez que realmente comprendemos la profundidad del deseo de Dios por nosotros, la única respuesta verdadera es renunciar a todo por él. Él sentó las bases de nuestro compromiso con él con el mayor acto de amor, y simplemente nos espera, pidiéndonos que respondamos, viviendo nuestras vidas con él como nuestra más alta prioridad. Y no lo hace por egoísmo, sino porque sabe que la mejor manera de vivir nuestras vidas es en total compromiso con él. 

En Mateo 13:44-46, Jesús cuenta una parábola que explica esta respuesta al amor infinito de Dios. Él dice: “El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo. También se parece el reino de los cielos a un comerciante que andaba buscando perlas finas. Cuando encontró una de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró”. El reino de Dios es el tesoro más grande, la perla de mayor valor La relación con él vale toda nuestra vida. Perseguirlo con todo nuestro corazón es la mayor ambición que podríamos tener. Pablo describió esta búsqueda en Filipenses 3:8 cuando dijo: “Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo”.

Así que, de nuevo, reflexiona sobre tu propio corazón. ¿Qué valoras por encima de todo lo demás? Dios no se va a enojar contigo si realmente la respuesta no es él. Verás, la verdad es que nuestra búsqueda de Dios solo coincidirá con nuestra revelación de su bondad. Dios sabe que, si él no es realmente el mayor deseo de tu corazón, es porque no sabes lo bueno que es. Si tuvieras la revelación completa de su amor por ti, vivir totalmente para él ni siquiera sería una elección. Tan grande es el valor de conocer a Jesús que cuando lo veas, naturalmente abandonarás todo para conocerlo más.

Entonces, al comenzar a orar, debes saber que el primer paso para crecer en tu búsqueda de Dios es reconocer la postura de tu propio corazón. ¿Qué tan fuerte deseas una relación más profunda con él? ¿Cuánto darías por conocerlo? ¿En qué buscas la realización durante tu tiempo libre?

El segundo paso es recibir una nueva revelación de su increíble amor por ti. Pasa tiempo simplemente buscando su corazón. Medita en la verdad de que desea relacionarse contigo más que cualquier otra cosa. Él te disfruta tanto que te persigue con todo concentración y energía.

Por último, responde a una revelación de su amor con tu propio amor. Adóralo, alábalo y vive para él con tu vida. Te encontrarás con él en cualquier cosa que hagas como adoración. Él derramará su presencia, favor y bendición en cualquier área que vivas por amor a él. Colosenses 1:13-14 dice: “Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención, el perdón de pecados”.  Y Lucas 12:31 nos promete: “Ustedes, por el contrario, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas”.

Busca una relación más profunda con tu Padre celestial hoy a través de la oración. A medida que vivas para él y busques su reino primero, descubrirás todo lo que él ha deseado añadir a tu vida.

Guía de Oración: 

1. Reflexiona sobre tu propia vida. ¿Qué tan fuerte deseas una relación más profunda con él? ¿Cuánto darías por conocerlo? ¿En qué buscas la realización durante tu tiempo libre?

“Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios”. Salmo 14:2

2. Medita en la profundidad del amor de Dios por ti. Recibe una nueva revelación de lo mucho que te disfruta. Piensa en la historia en Génesis de cómo el mayor deseo de Dios era la relación con su Novia.

“Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo”. Hebreos 12:2-3

“Paloma mía, que te escondes en las grietas de las rocas, en las hendiduras de las montañas, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz; pues tu voz es placentera y hermoso tu semblante”. Cantares 2:14

3. Responde al amor de Dios con el tuyo. Pasa tiempo simplemente adorándolo. Pasa tiempo en soledad sentándote con él, encontrando su corazón y dándote el tuyo. Él pagó el precio más alto por ti solo para que puedas tener una relación con él. Así que tómate un tiempo y sé la recompensa de su sacrificio.

Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón”. Jeremías 29:13-14

Que hoy podamos responder al llamado a vivir por amor con nuestras vidas. Que vivamos en respuesta a esta bendición que se encuentra en Hebreos 12:28:

“Así que nosotros, que estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud, adoremos a Dios como a él le agrada, con temor reverente”.

Lectura Complementaria: Filipenses 3

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