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Buscando a Dios a través del ayuno - Primeros15 - 5 de Julio


Tema de la Semana: Buscando a Dios

Aprender a buscar el rostro de Dios es la base para experimentar la increíble vida que Jesús nos da a través de su muerte. Por medio de Cristo tenemos a nuestra disposición todas las maravillas, excelencias y satisfacciones que podamos llegar a comprender. Dios nos ha concedido gracia sobre gracia, misericordia sobre misericordia, afecto sobre el afecto y amor sobre el amor. Cuando lo seguimos, utilizando todas las formas que tenemos disponibles, se abre una puerta en la que descubrimos todo lo que nuestro Padre celestial anhela darnos. Que esta semana puedas crecer en tu búsqueda de Dios mientras estudiamos varias maneras con las que contamos para buscar su rostro.

Buscando a Dios a través del ayuno

Pasaje Bíblico: “Así que ayunamos y oramos a nuestro Dios pidiéndole su protección, y él nos escuchó”. Esdras 8:23

Devocional:    

En su libro Hambre de Dios, John Piper escribe: “Si no sientes fuertes deseos por la manifestación de la gloria de Dios, no es porque has bebido profundamente y estás satisfecho, sino porque has mordisqueado demasiado tiempo en la mesa del mundo. Tu alma está llena de cosas pequeñas y no hay lugar para lo grande”. El ayuno es una herramienta poderosa para ubicar en una perspectiva apropiada cualquier cosa que nos enreda con la depravación y los anhelos de este mundo. Nos construye un asiento en la mesa de Dios donde podemos beber profundamente de las maravillas y de la satisfacción encontradas en la relación restaurada con nuestro Padre celestial. Que el Señor te revele los lugares de tu corazón que necesitan ser realineados al mirar todo lo que Dios desea hacer en nosotros a través del don del ayuno.

Mateo 6:16-18 dice: “Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que demudan sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino solo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará”. El ayuno es una declaración secreta para ti y para tu Padre celestial de que deseas más de lo que Él tiene para darte. Es una súplica privada por la vida abundante que solo se puede encontrar teniendo más de Dios y menos del mundo. Y Dios responde a nuestras súplicas con su gloria y gracia haciendo que las preocupaciones de este mundo palidezcan en comparación con la abundancia del amor de Dios.

Algo poderoso ocurre cuando voluntariamente nos negamos a la satisfacción que brinda el mundo para hacer espacio para tener más de Dios. Dios ama responder a nuestro hambre. En su paciencia, espera que le pidamos que nos lleve a la plenitud de lo que él tiene para nosotros. Pero en su búsqueda de nosotros, susurra constantemente de su Espíritu al nuestro, y nos invita a abandonar los harapos de este mundo por las riquezas que vienen a través de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús.

Ya sea que estés ayunando comida, entretenimiento, relaciones o cualquier otra cosa para hacer espacio para tener más de Dios, la intención de Dios para el ayuno es llenarte hasta que desbordes. Su intención es realinear tu vida para posicionarte para que recibas constantemente todo lo que él tiene para ti. Su intención es transformar los dolores de la separación de lo que sea que estés ayunando en oraciones profundas para tener más de su bondad. Que puedas ser honesto contigo mismo y te llenes con el deseo de ayunar de lo que se interpone en tu camino para vivir plenamente la vida abundante.

Guía de Oración: 

1. Medita en el deseo de Dios de ayunar. Permite que la verdad forme tu perspectiva sobre esta antigua disciplina.

“Así que ayunamos y oramos a nuestro Dios pidiéndole su protección, y él nos escuchó”. Esdras 8:23

“Si no sientes fuertes deseos por la manifestación de la gloria de Dios, no es porque has bebido profundamente y estás satisfecho, sino porque has mordisqueado demasiado tiempo en la mesa del mundo. Tu alma está llena de cosas pequeñas y no hay lugar para lo grande”.  John Piper, A Hunger For God

2. ¿Qué necesitas para ayunar? ¿Qué te retiene de la plenitud que Dios anhela darte? ¿A qué podrías renunciar para crear más espacio para relacionarte con él? Sé honesto contigo mismo y con Dios. Pídele al Espíritu Santo que revele los lugares en tu vida que necesitan la transformación que se produce a través del ayuno.

3. Comprométete a ayunar de lo que creas que sería beneficioso para ti. ¡No tienes que empezar con demasiado! Esto no pretende ser un ejercicio religioso, sino una acción realizada a partir de un anhelo para tener más de Dios. Pídele al Espíritu que te guíe a través de este proceso. Pídele que te fortalezca a medida que te debilitas.

El autor del siglo XIX, Andrew Murray, dijo una vez: "La oración es ir tras lo invisible; el ayuno es dejar de lado todo lo que se ve y lo que es temporal. El ayuno ayuda a expresar, profundizar, confirmar la resolución de que estamos listos para sacrificar cualquier cosa, incluso nosotros mismos, para alcanzar lo que buscamos para el reino de Dios". Que descubras la riqueza de bondad que acompaña a soltar el peso de este mundo a través del ayuno, y que tu resolución de experimentar todo lo que Dios tiene para ti aumente a medida que las preocupaciones del mundo se desvanecen.

Lectura Complementaria: Hechos 13

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